El portavoz del Ministerio de Interior, Tariq Arian, confirmó también en Twitter la muerte de Nikzad, que colaboraba con medios internacionales, y condenó estos ataques a la libertad de expresión, cometidos por aquellos que ven en la muerte de periodistas un modo de encubrir los crímenes de guerra que cometen. (ARCHIVO)
El periodista afgano Rahmatullah Nikzad murió este lunes tras ser tiroteado frente a su casa en la provincia de Ghazni, en el centro de Afganistán, lo que supone el cuarto asesinato selectivo en el país contra periodistas en dos meses.
"Otro periodista afgano muerto hoy", lamentó en Twitter la ONG Comité para la Seguridad de los Periodistas Afganos (AJSC), que detalló que Nikzad murió tiroteado esta tarde frente a su casa, al tiempo que pidió al Gobierno afgano que tome "medidas serias para proteger a los periodistas" contra estos "asesinatos en serie".
El portavoz del Ministerio de Interior, Tariq Arian, confirmó también en Twitter la muerte de Nikzad, que colaboraba con medios internacionales, y condenó estos ataques a la libertad de expresión, cometidos por aquellos que ven en la muerte de periodistas un modo de encubrir los crímenes de guerra que cometen.
Ningún grupo insurgente ha reivindicado por ahora la autoría del ataque, del que se distanciaron los talibanes, quienes condenaron "enérgicamente este acto cobarde".
"Nikzad tenía una muy buena relación con nosotros como periodista comprometido", aseguró en un mensaje en Twitter el principal portavoz del grupo insurgente, Zabihullah Mujahid.
ASESINATOS DE PERIODISTAS
Afganistán es considerado uno de los países más peligrosos para los periodistas, y ocupa el puesto 122 de 180 en la clasificación mundial de la libertad de prensa 2020 de Reporteros Sin Fronteras (RSF).
Solo el mes pasado los periodistas afganos Elyas Dayee, de la emisora Radio Free Europe/Radio Liberty, y el prominente presentador televisivo Yama Syawash, que estuvo vinculado al popular canal privado Tolo, murieron en dos atentados con bomba lapa colocadas en sus vehículos.
Además este mes murió tiroteada junto a su conductor Malala Maiwand, que trabajaba como presentadora en el canal de la televisión local Enakas y desempeñaba un rol activo en la comunidad como activista, en un ataque reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Las amenazas tanto del EI como de los talibanes a los medios de comunicación se han repetido en las casi dos décadas de conflicto en Afganistán, perpetrando numerosos ataques contra la prensa, uno de los peores en enero de 2016 contra Tolo, en el que murieron siete trabajadores.
En 2018, en el año más mortal para la prensa en el país, 20 periodistas y trabajadores de medios de comunicación murieron y otros 20 resultaron heridos en incidentes relacionados con el ejercicio de su profesión.
