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Contexto lagunero

Las que trabajan en casa también cuentan

JUAN MANUEL GONZÁLEZ

En la economía mexicana, en lo que a empleo se refiere, más de un tercio de la fuerza de trabajo es femenina y la mitad de todas las casadas trabaja. Estos índices son similares a los índices europeos y norteamericanos, la diferencia está en el tipo de trabajo ejecutado. Las madres que trabajan fuera de casa, además de la carga del trabajo familiar, convierten los días de 24 horas en días de 36 o más. Higinio Esparza en su columna Anécdotas, del viernes 11 de diciembre en este diario -sección E, pagina 4-, hace una descripción de lo que es el trabajo en casa para la gran mayoría de las madres de familia mexicanas. Y describe “la lucha de su madre contra la adversidad, las desgracias y la mala fortuna”. En su Anécdota me dice Higinio “Juan Manuel, las que trabajan en casa también cuentan”.

La semana pasada hice referencia en mi artículo de Contexto Lagunero a las madres de familia que también trabajan fuera de casa, comenté que, en Suecia, Alemania, Italia y Estados Unidos, estas madres se declaran estresadas, abrumadas, exhaustas y, además, culpables por sentir que no están cumpliendo al 100% con las labores del hogar y el cuidado y educación de los hijos. Higinio me comenta que no hay que ir a estos países para confirmar la situación de referencia, dice -y dice bien- que, en México, en Monterrey, en la Región Lagunera, hay ejemplos de los sinsabores maternos.

Pilar Muriedas, coordinadora de Territorios de Cultura para la Equidad, afirma que “Las mamás desde hace por lo menos cinco décadas empezaron a salir de su casa por un empleo, y ya no sólo cuidan a sus hijos y hacen la comida.” Efectivamente, algunas estudiaron bachillerato o son profesionistas –una cuarta parte según el Inegi–. El resto (75 por ciento) o no estudió o sólo alcanzó a llegar a secundaria. En cualquier caso, forman parte del mercado laboral, actividad que se suma al trabajo doméstico que realiza 97 por ciento del sector. Se dice fácil, y tal vez por eso pasa inadvertido.

Y ahora se agrega el tema de la inseguridad pública, el cual preocupa a las madres por la incertidumbre de su integridad. Dicen que “No saben si van a regresar a sus casas” y tampoco están seguras de que sus hijos están a salvo para cuando ellas llegan. Su mayor preocupación son sus hijos adolescentes. Estas son las cifras que confirman la realidad: las mujeres con hijos viven situaciones complejas, con una carga que, aunque pesada, no sueltan. Por lo general no cuentan con el apoyo de su pareja, ni del Estado y, al igual que desde la antigüedad, se les sigue viendo como únicas responsables del cuidado de los hijos, cualquiera que sea su circunstancia.

Pero sí tenemos que voltear a ver otras realidades, a otros países, para comprobar que los problemas que enfrentan estas mujeres no son del tipo que se resuelven con auto ayuda, las acciones gubernamentales y los cambios culturales -sobre todo estos últimos-, cuentan mucho. En Europa, las prestaciones y beneficios por maternidad son mucho mejores, ello nos hace pensar que allá las mujeres madres que trabajan fuera de casa son más felices y, así es. En Suecia, Alemania e Italia, las mujeres cuentan con el apoyo de sus parejas en el hogar y el apoyo externo de sus empleadores, sus colegas y también del gobierno federal.

En nuestro país, este tipo de madres de familia no esperan ningún soporte de sus parejas - en muchos casos, ni de sus hijos-, ni de sus colegas, ni de sus empleadores y mucho menos del gobierno federal. Los valores sociales y culturales juegan un papel muy importante en cuanto a cómo nos sentimos acerca de nuestro desempeño en el trabajo y en el hogar.

En los últimos diez años, el número de hombres casados que han optado por ayudar directamente en el trabajo del hogar el cuidado y la educación de los hijos ha crecido más del doble y hoy son más de 176, 000 de acuerdo con el último censo, y si se incluye a los hombres que trabajan por su cuenta o tienen un trabajo de medio tiempo y que se dedican al cuidado de los hijos menores de 15 años, mientras su esposa trabaja fuera de casa, el número se eleva a 626 mil.

En los países desarrollados, el hecho de que un padre de familia decida quedarse en casa a cuidar a los hijos y hacerse cargo de las labores domésticas, no es visto como un fracaso en sus responsabilidades clásicas como hombre, sino como un nuevo estilo de vida al que le da sentido una nueva era en la que las mujeres están conquistando muchos de los niveles jerárquicos de las empresas. Por ello, a diferencia de los países latinoamericanos, no son considerados mantenidos o “mandilones”, prejuicio que prevalece en México y a pesar del cual, el número de “amos de casa” ha crecido un 21.5% siendo hoy casi 500 mil. Por otra parte, uno de cada diez hombres, estaría dispuesto a dejar de trabajar si a sus parejas les fuera mejor económicamente, aunque no aclaran si también estuviesen dispuestos a hacerse cargo del cuidado de los hijos y del hogar.

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