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Hayabusa2

Regresa sonda japonesa con éxito

El aparato aterrizó en una zona desértica de Australia

Hayabusa2 fue lanzada al espacio el 3 de diciembre de 2014 con un primer objetivo: alcanzar el asteroide Ryugu, que se formó hace unos 4,600 millones de años. (EFE)

Hayabusa2 fue lanzada al espacio el 3 de diciembre de 2014 con un primer objetivo: alcanzar el asteroide Ryugu, que se formó hace unos 4,600 millones de años. (EFE)

AGENCIAS

Tras recorrer unos 5,200 millones de kilómetros, la sonda nipona Hayabusa2 trajo a la Tierra una cantidad minúscula de muestras de un remoto asteroide que puede guardar muchos secretos del Sistema Solar, en una operación en la que, según dijeron sus responsables, "todo fue perfecto".

Hayabusa2 fue lanzada al espacio el 3 de diciembre de 2014 con un primer objetivo: alcanzar el asteroide Ryugu, que se formó hace unos 4.600 millones de años y que tiene unas características ventajosas para conocer la formación de nuestro Planeta.

Ryugu -nombre de un palacio mágico submarino del folclore nipón- tiene unos 900 metros de diámetro y una forma ligeramente cúbica y, como otros planetas menores, está considerado entre los cuerpos más antiguos del Sistema Solar.

Con un peso de unos 600 kilos y un tamaño de 1.6 metros en su lado mayor, Hayabusa2, al acercarse a la Tierra, se desprendió el sábado de una cápsula con muestras tomadas en Ryugu, y el aparato aterrizó este domingo en una zona desértica del sur de Australia.

"En el espacio todo fue perfecto. Y con el trabajo del equipo que recogió la cápsula todo fue perfecto", afirmó en una rueda de prensa catorce horas después del aterrizaje de la cápsula el director del proyecto Hayabusa2 de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), Yuichi Tsuda.

Hayabusa2 se ha pasado seis años navegando alrededor del Sol y su primer momento clave fue el 22 de febrero de 2019, cuando aterrizó por primera vez en Ryugu para tomar las primeras muestras de la superficie del asteroide.

Volvió a hacerlo el 11 de julio de 2019, después de que desde su órbita lanzara un proyectil para abrir un pequeño cráter en la superficie de Ryugu y, gracias a ello, poder tomar muestras subterráneas.

Aunque el peso total de las muestras no llega a un gramo, el hecho de que sean restos de la superficie y subterráneos puede permitir a los científicos tener mejores pistas sobre su composición, al no haber estado expuestas a los elementos las pruebas subterráneas.

De acuerdo con los científicos, en la formación de la Tierra el planeta estuvo demasiado próximo al Sol para que el agua pudiera condensarse, pero una vez se enfrió tanto agua como materiales orgánicos llegaron a la Tierra procedentes de asteroides como Ryugu.

El tercer paso clave de la misión se completó en las últimas horas al aterrizar en el sur de Australia la cápsula de la que se desprendió Hayabusa2 el sábado, y que entró a la atmósfera este domingo por la madrugada resistiendo temperaturas próximas a los 3,000 grados centígrados.

Gracias a una radiobaliza que portaba, la cápsula generó señales para su localización al aterrizar cayendo asistida por un paracaídas, y, al amanecer, un helicóptero la encontró al lado de un arbusto, esperando a ser recogida.

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