“MORDIÓ EL PAVO”.
Esa expresión se usaba para significar que alguien había sentido miedo, si no es que pánico o terror.
La frase pertenece al tiempo en que casi todos éramos pobres pero casi nadie se daba cuenta de que lo era.
Unos molinos de harina ponían en los sacos o costales en que la vendían el emblema de la negociación: un pavo.
Ya dije de la pobreza honrada en que vivíamos. Las amas de casa usaban la tela de esos sacos, después de lavarlos convenientemente, para confeccionar los calzones de su marido y sus hijos varones.
En la tela iba la estampa del guajolote aquél. Así, cuando alguien sufría un susto, y por causa del sobresalto experimentaba una contracción muscular involuntaria, se decía de él que había mordido el pavo.
Sé bien que Donald Trump está muy lejos de ser pobre.
Tiene mucho dinero.
(De hecho eso es lo único que tiene).
Pero estoy seguro de que en estos días el poderoso señor está mordiendo el pavo.
¡Hasta mañana!...
