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PIÉNSALO, PIÉNSALO

LA FUERZA POLÍTICA DE LOS "PRO-VIDA"

Aún teniendo muchas cosas negativas, un factor importante de la fuerza electoral del presidente norteamericano Donald Trump fue su declarada postura en favor de la vida. Conocedor de ello, el presidente mexicano López Obrador se ha cuidado de no hablar directamente en favor del aborto, aunque en los fundamentos de su movimiento de Regeneración nacional, hay una posición clara en favor del aborto. Ambos mandatarios saben que la otrora callada voz de quienes están en contra del aborto, se ha dejado oír ensordecedora, convirtiéndose en una poderosa fuerza política capaz de aglutinar a muchos.

Los intereses internacionales y nacionales a los cuales les favorece la legalización del aborto, han sufrido significativas derrotas, aún con la gran maquinaria económica, política y publicitaria con que cuentan. Sin embargo, no cesan en sus intenciones concentrando sus propuestas en los parlamentos locales en los que tienen mayoría.

Pero la familia sigue siendo un valor fuerte del país, aún con los ataques que ha sufrido por diversos frentes y la falta de políticas públicas que la protejan. El accionar de algunos líderes ha logrado despertar una gran parte de la ciudadanía con acciones concretas a favor de la vida y la familia y con presencia a nivel nacional. Por ejemplo, ha logrado en algunas legislaturas estatales el reconocimiento y protección de la existencia/vida de un ser humano personal, desde el momento de la concepción.

Pero estas fuerzas que se están convirtiendo en políticas, están luchando no sólo contra el aborto, sino en favor de posiciones más amplias, capaces de atraer a muchos a sus filas. Además, el hecho de declararse abiertamente inspirados por convicciones religiosas que los han llevado a convicciones políticas, les concede la ventaja de la motivación, la espiritualidad y la mística de una fe viva, que supera intereses materiales y argumentos manipuladores de los "pro-aborto".

Pero no hay que caer en confrontaciones radicales que solo producen perdedores y ganadores, dejando insatisfechos a los primeros y esperando la revancha. Es mejor el diálogo que busque la verdad y desenmascare intereses diversos de los que dicen defender. Por un lado, es evidente el derecho a la vida de un ser que es totalmente diferente del padre y de la madre, con una estructura genética propia y única, que pertenece a la especie humana y que llamamos persona. Por otro lado, nadie puede negar el valor de la libertad, o que en el aborto la mujer es la menos culpable. El problema es la confrontación irracional con argumentos que no son sino lucha de poder a la que poco le interesa los valores que dice defender.

En este mundo cambiante y complejo, urge saber interpretar la nueva realidad social y cultural en la que vivimos. La irrupción de nuevas ideas ha provocado grandes transformaciones en todos los campos de la vida, generando fenómenos sociales devastadores, como la globalización del capitalismo liberal; la economía del egoísmo y del individualismo; la obsesión consumista y hedonista; el terrorismo y los odios entre naciones; el crecimiento de la pobreza; la crisis de las grandes religiones; la dictadura del relativismo.

La crisis de la pandemia del COVID-19, ha desintegrado la plataforma de seguridades éticas, religiosas, políticas y económicas, que había constituido la base de la vida social y mundial. Se están retomando los pilares, es decir, los valores y principios trascendentes. La tiranía del relativismo, que había hecho surgir la cultura de la muerte con un concepto distorsionado e irreal de libertad desconectada de toda verdad, está siendo sustituida por una cultura de la vida que busca acceder al poder para recrear una nueva realidad cultural globalizada, que corrija el extravío antropológico, ético y jurídico-legislativo al que se había caído.

Que los legisladores se apropien poderes, que no les corresponden, en nombre de la representación del pueblo, es indebido y arrogante. Es tiempo de corregir el retroceso civilizatorio a la que nos había llevado una concepción de la libertad humana subjetivista y distorsionada. La fuerza social y política en favor de la vida que está surgiendo como luz de aurora en medio de las tinieblas de la mortal pandemia, no sólo promueve leyes contra el aborto sino fundamenta los derechos a la vida, a la integridad física, al respeto, a la salud y a la dignidad, basada, no en la mera voluntad de los seres humanos, ni en la realidad del Estado o en los poderes públicos, sino en la esencia del hombre mismo y en Dios su Creador.

¡Bienvenidos al espacio político y a la acción social!

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