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El tesoro histórico de Matamoros

En el Panteón San Francisco yacen los restos de personajes que fueron piezas clave en la historia del país

El cronista dice que es probable que el panteón de Congregación Hidalgo pueda tener más años, pero es complicado confirmarlo debido a que no hay registros. (EL SIGLO DE TORREÓN)

El cronista dice que es probable que el panteón de Congregación Hidalgo pueda tener más años, pero es complicado confirmarlo debido a que no hay registros. (EL SIGLO DE TORREÓN)

MARY VÁZQUEZ

El panteón municipal San Francisco de Matamoros, junto al de Lerdo, es tal vez el más antiguo de la zona conurbada de La Laguna, pues se estima que fue creado antes de 1870 y casi a la par se creó el de Ciudad Jardín.

El cronista de la ciudad, Jesús Lamas Puentes, cuenta que Matamoros era parte de la localidad El Álamo de Parras, hoy municipio de Viesca, territorio perteneciente a Santa María de las Parras. Por el lado de Durango, Mapimí ya había sido fundado, al igual que San Juan de Guadalupe.

Aunque estando en el municipio de Mapimí, Benito Juárez emitió el decreto para la fundación de Matamoros, a cuyos pobladores les dio la encomienda de resguardar los Archivos de la Nación, para ese entonces ya existía Lerdo, Durango.

Lamas Puentes relata que aproximadamente para 1840 ya se había originado la Iglesia del Refugio, cuando los sacerdotes misioneros llegaron provenientes de Zacatecas y Jalisco. Al disputar el lienzo, finalmente los padres se lo entregan a las matamorenses, quienes construyeron una pequeña capilla, por lo que ya casi no acudían a Parras de la Fuente o al Álamo de Parras, distrito eclesiástico al que pertenecían.

Por esta razón, se estima que varios años después se creó el panteón, pues cerca de 1870 ya se había constituido una capilla de Nuestra Señora del Refugio, donde se registraban las defunciones o bautizos.

El cronista dice que es probable que el panteón de Congregación Hidalgo pueda tener más años, pero es complicado confirmarlo debido a que no hay registros y pueden estar en las iglesias de Parras y Viesca. Sin embargo, en Matamoros sí hay registros de que la gente que ya vivía en lo que ahora es Torreón acudía a la Iglesia del Refugio.

Además del Rancho El Gatuño, hoy Congregación Hidalgo, había otro asentamiento que se llamaba San Juan Nepomuceno, incluso los unía un camino que pasaba donde ahora está la terminal de los camiones rojos y a mitad de ese camino para llegar al Gatuño, quedaba esa población, la cual tenía cerca de mil habitantes.

San Juan Nepomuceno desapareció debido a que fue quemado por los indios y las personas que sobrevivieron abandonaron el lugar, llevándose al Cristo que veneraban para asentarse en lo que hoy es el ejido Mayrán de San Pedro, mientras que otros llegaron a Las Vegas de Marrufo. Años después algunos volvieron al rancho San Juan Nepomuceno, posteriormente nació el rancho San José de Matamoros, en honor a los apóstoles, ya que en Viesca a la Iglesia se le puso el nombre de Santiago Apóstol.

Según el cronista de Matamoros, Benito Juárez llegó al Gatuño en 1864 y días después, estando en Mapimí, emitió el decreto para la creación del rancho al cual le cambió al nombre de Laguna de Matamoros, por la separación que había con la Iglesia y lo mismo hizo con Santa María de las Parras.

EN EL OLVIDO

La historia del Panteón San Francisco se resume a tres grandes personajes, dos de ellos muy importantes que han estado en el olvido: Jesús Chavero, custodio de los Archivos de la Nación; y Sixto Ugalde Guillén, general de la Revolución Mexicana. A pesar de que ambos fueron héroes nacionales, sus tumbas están evidentemente dañadas, sin que a la fecha ningún orden de Gobierno impulse un proyecto de restauración y rescate. El tercer personaje importante fue el doctor Rodolfo Ceballos, alcalde de 1933 a 1934.

Sixto Ugalde Guillén fue mayordomo en varias haciendas de la región, pero se unió a la causa revolucionaria y paulatinamente fue reclutando gente, la mayoría peones que trabajaron con él, entre ellos un sastre y talabartero de la hacienda de Santa Teresa, de nombre Benjamín Argumedo, quien luego declinó en la División del Norte y se unió a las Fuerzas Huertistas.

En la Toma de Torreón, en mayo de 1911, Sixto tomó parte en los combates y al triunfo maderista, debido a las capturas de Ciudad Juárez y Torreón, fue designado comandante militar de la Comarca Lagunera, al mando del Vigésimo Regimiento de Caballería. (Notas del libro Matamoros Ciudad Lagunera, del profesor José Santos Valdés de León, nacido en el Rancho Camargo, de Matamoros Coahuila).

"Cuando se le hace el llamado de la Revolución, se iba a caballo, acompañado con otros hombres a las juntas patrióticas, a Gómez Palacio. Trabajó muy de la mano de quien apadrinó, Benjamín Argumedo, que debió haber estado aquí, en este panteón, pero sus restos reposan en el panteón de Durango, porque allá lo fusilaron y nunca se hizo el trámite de reclamar sus restos", resalta el cronista.

Por su parte, Jesús Chavero fue uno de los custodios de la nación y alcalde de Matamoros. "Al triunfo de la República, en mayo de 1867, los documentos fueron entregados a jefes y oficiales del Gobierno en un lugar llamado La Punta, al sur del municipio de Viesca. De la Cruz Borrego se hizo acompañar de Jesús Chavero y Bernardino Altamirano y una escolta de 30 hombres" dice el relato que ofreció el profesor y periodista Eusebio Vázquez Navarro, quien luego de dirigir la Escuela Primaria Rural Federal Juan de la Cruz Borrego se interesó en investigar la vida de quien fue el cabecilla de los laguneros que custodiaron los Archivo Generales de la Nación.

EL VAMPIRO DE MATAMOROS

Aunque en otro contexto social nacional, pues en esa época se registraban las revueltas entre simpatizantes y opositores del Partido Comunista, el cual fue creado en 1919, el doctor Rodolfo Ceballos también es uno de los personajes importantes de la historia de Matamoros, de quien por cierto del imaginario colectivo surgieron leyendas recordándolo incluso como "El Vampiro de Matamoros".

Jesús Lamas Puentes cuenta que fue un personaje muy querido por la clase necesitada, tanto que lo nombraron "el doctor de los pobres", incluso cuando falleció a causa de la fiebre tifoide, en un hospital privado en Torreón y el cortejo fúnebre iba acompañado por "una comitiva inmensa, de la que no se tiene registro".

Tenía su consultorio cerca del Mercado Municipal, en la esquina de lo que hoy es la calle Niños Héroes y Cuauhtémoc. Según relata el cronista, la historia del "Vampiro de Matamoros" se originó por una matanza entre campesinos, simpatizantes del Partido Comunista y la "cordada", así se les llamaba a policías rurales quienes llegaron a dispersar el mitin por las órdenes del entonces munícipe Tomas de la Fuente Rodríguez, un importante terrateniente. Incluso se dice que sacaron a los presos y les dieron armas, ya que la consigna era acabar con la concentración.

"El doctor vio cuando se hizo la balacera porque el jefe de la cordada llegó para exigirles que se fueran y la gente enardecida lo bajó del caballo y lo empezaron a atacar. Cuando empezaron a disparar, muchos quisieron correr hacia la plaza y estaba el consultorio del doctor Ceballos a donde llegaron varios heridos y por ayudarlos quedó bañado en sangre y de ahí se relaciona el mito de que era un vampiro", dice Lamas.

Se dice que el cuerpo fue embalsamado y cada 2 de noviembre o fechas especiales en que su familia lo visitaba, tenía la tradición de sacarlo de la tumba, vestirlo elegantemente, incluso lo dejaban por cierto tiempo al exterior para que las personas lo observaran y había algunos que acudían para "venerarlo", pues llegaron a atribuirle "milagros". "Hasta ahora lo único cierto es que era muy arraigado a Matamoros, muy querido, porque ayudó a mucha gente, eso sí está documentado", recalca.

SIN REGISTROS

El cronista no descarta que en el Panteón San Francisco estén enterrados los restos de más personajes que fueron pieza clave en la historia del país. Si bien los cuerpos de Juan de la Cruz Borrego y Marino Ortiz se encuentran bajo el monumento que está en la Plaza Principal, no se tiene conocimiento de dónde quedaron los demás custodios de la nación, pues probablemente algunos sí fueron sepultados en ese cementerio, pero lamentablemente no se han podido localizar las tumbas por el deterioro en el que se encuentran, además que sus descendientes ya no viven en la ciudad.

Dice que hay otros matamorenses que fueron pieza clave en la historia nacional, como Petra Herrera, mujer revolucionaria que comandaba un pelotón y trabajó a la orden de Benjamín Argumedo, de la cual no hay registro de dónde fue sepultada, aunque hay que resaltar que otros personajes como José Santos Valdés, cuyos restos permanecían en el panteón de Ciudad Lerdo, en el 2019 fueron trasladados y depositados en la Rotonda de las Personas Ilustres, en Ciudad de México.

"Obviamente tenemos a más personas como los exalcaldes, cronistas fundadores de la ciudad pero que lamentablemente ya no hay nomenclaturas en las tumbas y es muy difícil saber dónde quedaron, por eso creo que es importante que se deben ir restaurando y que permitan perpetuar la historia de esta ciudad, tan antigua como poblado, aunque como ciudad todavía no cumple el siglo, pero sí es uno de los primeros asentamientos poblacionales en La Laguna".

Haciendo énfasis en ese olvido de los personajes ilustres originarios de su municipio, el cronista cita lo siguiente: "El gran José Santos Valdés los llamó (a los custodios) los héroes ignorados, porque no se les ha reconocido la importancia de resguardar el archivo, que no era cualquier cosa, porque se tenía los documentos del pago de deuda que tenía México, con Estados Unidos, Inglaterra, España y venía algo los documentos de la conformación de los estados, algunas reliquias, códices lingotes de oro, que si caían en manos de los extranjeros era muy peligroso".

Finalmente comparte: "Aquí los turistas no van a encontrar playas, pero sí mucha historia y en ese panteón también hay mucha historia, de la que debemos estar orgullosos, es más, yo creo que ni los matamorenses tienen idea del tesoro histórico que tenemos".

Matamoros era parte de la localidad El Álamo de Parras, hoy municipio de Viesca, Coahuila. (EL SIGLO DE TORREÓN)
Matamoros era parte de la localidad El Álamo de Parras, hoy municipio de Viesca, Coahuila. (EL SIGLO DE TORREÓN)
No se descarta que en este cementerio estén enterrados los cuerpos de más personajes históricos. (EL SIGLO DE TORREÓN)
No se descarta que en este cementerio estén enterrados los cuerpos de más personajes históricos. (EL SIGLO DE TORREÓN)

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