
Raúl Pérez se ha desempeñado como reportero gráfico, mesero, encargado de bar, actor, guardia de seguridad y se promueve en su motocicleta para realizar mandados. Hace algunos años se dedicó a repartir abrazos en la calle como una manera de terapia emocional.
La vida ha sido de muchos contrastes para Raúl, desde recoger botes de aluminio hasta viajar a las ciudades de Nueva Delhi y Calcuta en India, como mimo representante de México e invitado por ese país.
Raúl Pérez Mireles, el mimo que hace unos años repartía abrazos por la avenida Juárez y calle Cepeda, estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) y ha hecho de todo, desde reportero gráfico, mesero, encargado de bar, actor, guardia de seguridad (su estatura de 1.96 metros le ayuda), se promueve en su motocicleta para "hacerte los mandados" ahora durante la pandemia y es todo un personaje local.
Sus padres, Javier Pérez y María del Carmen, fallecida recientemente, eran maestros de baile de salón y su papá desde hace varios años vende caleidoscopios en el Centro de la ciudad, aunque también por la pandemia dejó de hacerlo. "Yo creo que sí traigo algo de ellos", dice.
Durante sus carrera en la UAdeC, estudió también pantomima y de ahí le nació la pasión por esa expresión corporal artística que lo llevó a conocer la India, "sin dinero pero recibí ayuda de amigos y Difusión Cultura del Gobierno del Estado y del Municipio".
Raúl forma parte del grupo Mimos sin Fronteras y debido a ello han realizado diversas presentaciones, han subido videos y fotos en las redes sociales, pero nunca se imaginó que el director de Cultura de Calcuta, Niranjan Gowsmani, luego de ver sus fotos le enviara un correo personal, invitándolo a India, en marzo del año pasado. Le ofrecían comida y hospedaje, pero no el vuelo y eso lo desanimó, pues no tenía dinero para hacer semejante viaje.
"Mis amigos me animaron, me decían que era una oportunidad increíble, conocer otro país, otras costumbres, mimos de otras partes del mundo y me animé a tocar puertas y conseguir recursos. Se pudo y me fui a la India, conocí a grandes mimos de varios países de Asia", relata.
Cuenta que hasta le dio colitis de tipo nerviosa, ya que era el primer mexicano que estaría en el festival de Calcuta, pero luego allá el director le dijo, "no eres el primer mexicano", eso lo tranquilizó: "eres el primer latinoamericano que viene", le dijo el director. -"¡No mam...!". "¿Qué es no mam...?", -"luego te explico", le volvió la colitis nerviosa.
Raúl dice que le fue muy bien y lo invitaron también a impartir un taller de pantomima con estudiantes universitarios y al final le pagaron cinco mil rupias, algo así como 1,500 pesos mexicanos, pero esa cantidad es muy buena paga allá.
No todo ha sido miel para Raúl, pues años atrás, cuando la situación era más complicada y trabajaba en un bar, salía de madrugada y por la calzada Ramón Méndez, se encontraba tirados muchos botes de cerveza y los juntaba para ayudarse. "No había trabajo y había que comprar las croquetas de los perros y cubrir mis gastos".
Raúl sufrió una fuerte depresión luego que su novia, con la que estaba a punto de casarse (ya habían asistido a la primera plática prematrimonial), rompió con él. "Necesitaba algo que me ayudara y decidí repartir abrazos en la calle, porque la verdad yo era el que los necesitaba y me sirvió de mucho".
Realizó también una gira con la obra de teatro Peter Pan, durante tres meses por toda la República Mexicana, que fue otra de sus experiencias agradables.
Dice que la pandemia también le ha pegado en la cuestión laboral, pero a sus 47 años de edad, Raúl no pierde el buen humor y le sigue sonriendo a la vida.