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'Nomás nos dicen que sí pero no pasa nada'

Alumnos del Cobac solicitan tener sus propias instalaciones para estudiar sin tantos obstáculos

Los jóvenes platican que cada vez que tienen oportunidad piden el apoyo a los funcionarios para que les construyan al menos un salón. (MARY VÁZQUEZ)

Los jóvenes platican que cada vez que tienen oportunidad piden el apoyo a los funcionarios para que les construyan al menos un salón. (MARY VÁZQUEZ)

MARY VÁZQUEZ

"Lo que sí necesitamos mucho son los salones, hemos andado con mucha gente para que nos ayuden y nomás nos dicen que sí pero no pasa nada", dicen los alumnos del Colegio de Bachilleres de Coahuila (Cobac), que se encuentra en el ejido Charcos de Risa, localidad que conforma el Valle de Acatita, la zona más alejada del municipio de Francisco I. Madero.

Esa región se compone por las comunidades Charcos de Risa, Felipe Ángeles, Río Aguanaval, Tres Manantiales y Lindavista. La creación de esa escuela es muy importante para los jóvenes de esas localidades, pues ven más cerca de la posibilidad de estudiar una carrera universitaria y con ello mejorar sus condiciones de vida.

El plantel se creó en agosto del 2015 y cuentan que al inicio tomaban clases por la tarde debajo de un árbol, donde les "cayera la sombrita". Luego les prestaron las instalaciones del kínder, pero surgieron "detalles", por lo que les permitieron utilizar un tejaban de lámina en la primaria, aunque debían acudir después de las dos de la tarde, cuando terminaran las clases.

Finalmente, lograron que les prestaran dos cuartos en la telesecundaria, los cuales fueron construidos para dormitorios de los maestros, pero si los llegan a necesitar, no tendrían dónde tomar sus clases, por lo que insisten en la necesidad de contar con sus propias instalaciones. Dicen que al tener su espacio se evitarían "que les echen culpas", en caso de que haya algún daño a la infraestructura.

"Ya anduvimos con el presidente pasado (Modesto Alcalá) cuando era candidato y luego que se sentó y nada. Ya le pedimos que nos apoyara con Aida Mata, representante del Gobierno federal, con el diputado Javier Borrego y nada. Nomás nos dicen que sí pero nomás no pasa nada y con este presidente también, ya le dijimos y él sí nos dio blocks para construir aunque sea un salón y nos dijo que nos iba a mandar más material, pero ya se atravesó todo esto del COVID y ya no se pudo hacer nada", relatan.

Isaac Rojas, maestro fundador de la institución, comentó que los ejidatarios les donaron un terreno de 40 metros cuadrados, pero solo cuentan con un documento firmado por ellos, el cual se entregó a la dirección estatal del Cobac, pero desconoce en qué estatus se encuentre. En anteriores administraciones, en repetidas ocasiones se solicitó el apoyo para construir al menos un salón y solo quedó en promesa.

En la actual administración municipal, el alcalde Jonathan Ávalos se comprometió a facilitarles material y les entregó 400 blocks, además de incluir el proyecto dentro del Copladem (Comité de Planeación para el Desarrollo Municipal). Incluso se les dijo que aproximadamente en marzo se aprobaría el recurso, pero es fecha que no se concreta.

TRES GENERACIONES

Con esta, son tres generaciones de egresados. En la primera se inscribieron cinco mujeres, de 27 años en adelante, algunas con familia; y dos hombres, de 15 y 16 años. Al siguiente año se inscribieron siete alumnas, algunas también mayores de edad. La más reciente generación es la que se graduó este año, donde eran siete alumnos pero al final solamente terminaron dos.

Debido a la contingencia sanitaria, no les fue posible organizar una ceremonia de graduación, como en las anteriores, donde se juntaba a todos los egresados de los telebachilleratos que hay en Francisco I. Madero. La única opción que tuvieron fue tomarse una fotografía individual como recuerdo.

El profesor cuenta que en el siguiente ciclo escolar solo un alumno pasará a quinto semestre y 10 a tercero, pero hay 6 de nuevo ingreso. Dice que aunque es muy positivo que la matrícula crezca, les traerá algunas complicaciones por que no hay espacio para alojar a ese número de alumnos.

EN BUSCA DE UN SUEÑO

Si bien los jóvenes tienen en mente continuar sus estudios, por sus condiciones de vida es muy difícil. Hasta ahora solo Daniel González, quien egresó el año pasado, ha logrado encaminarse en ese objetivo, pues su máxima ilusión era ingresar al Colegio Militar para estudiar Administración.

Presentó los primeros exámenes, donde le fue muy bien, pero en los siguientes filtros no obtuvo el resultado esperado, pues según cuentan eran 2 mil aspirantes y en la carrera que eligió había 500 interesados. La situación no lo desmotivó, al contrario, decidió tomar otras alternativas para alcanzar su objetivo, por lo que se enlistó en la Guardia Nacional, así estando dentro del Ejército le sería más fácil ingresar para estudiar alguna de las especialidades con formación militar.

Su historia ha sido motivación para algunos de sus compañeros que tienen en mente seguir ese camino. Incluso dicen que están muy conscientes que lograrlo significa un gran esfuerzo, tal vez tendrán que "sufrirla al doble", pues la mayoría de las familias no tienen los medios económicos para que ellos puedan ingresar a la universidad. Dicen que eso no será impedimento, pues ya están acostumbrados a vivir en condiciones adversas y las carencias los impulsan a tratar de mejorar sus condiciones de vida.

OTRA PRUEBA SUPERADA

Los chicos cuentan que la contingencia sanitaria por el COVID-19 significó enfrentar una prueba más. Incluso les da risa platicar lo que tuvieron que hacer para poder tomar sus clases a distancia, pues al tratarse de una zona muy alejada, no hay recepción de la señal de internet. En Charcos de Risa hay una familia que contrató el servicio, para lo cual la compañía instaló en la casa una "enorme" antena y para poder tener acceso al servicio hay que pagar una ficha, cuyo costo es de 30 pesos al día. También está la opción de pagar 280 pesos mensuales para que se pueda conectar solamente una computadora portátil o un teléfono celular.

Los jóvenes se cooperaban para adquirir la recarga y "hacer trampa", ya que se turnaban para tomar la clases y cumplir con la entrega de los trabajos escolares. Repiten que ya están acostumbrados a "batallar siempre para conseguir todo", por lo que la situación en la que los puso la alerta sanitaria global para ellos fue "otra prueba superada".

Por ahora los alumnos toman clase en los dormitorios que se construyeron para alojar a los maestros de la telesecundaria. (MARY VÁZQUEZ)
Por ahora los alumnos toman clase en los dormitorios que se construyeron para alojar a los maestros de la telesecundaria. (MARY VÁZQUEZ)

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Escrito en: Cobac Cobac Madero

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