CELEBRACIÓN. Alexandra, Andrea y Lulú festejaron su graduación de secundaria y sus 11 años de amistad. (EL SIGLO DE TORREÓN / Erick Sotomayor)
Alexandra, Andrea y Lulú festejaron su graduación de secundaria y sus 11 años de amistad.
Según la visión del filósofo griego Aristóteles, la amistad es una virtud necesaria para la vida; sin amigos es imposible vivir. La amistad perfecta es resultado de las relaciones entre seres humanos buenos e iguales en virtudes. Por lo tanto, la amistad no sólo es necesaria, sino también hermosa.
Ejemplo de lo anterior es la amistad que existe entre Andrea Jiménez, Alexandra Rodríguez y Lulú López, quienes desde el jardín de niños han convivido y compartido grandes momentos que las han unido. Recientemente concluyeron sus estudios de secundaria, en una graduación celebrada de manera virtual debido a las medidas sanitarias por la pandemia de Covid-19.
Esta relación es muy valorada por sus padres de familia, quienes son conscientes del gran lazo que las une. Comentan que el cierre del colegio y el distanciamiento social les afectó al no verse en persona, pero el contacto virtual y las llamadas telefónicas eran el combustible diario para que esta gran amistad siguiera avivando el cariño recíproco entre ellas.
Para brindar un homenaje a estos 11 años de amistad, las familias de Andrea, Alexandra y Lulú decidieron realizar una sesión fotográfica en un lugar abierto, con las medidas sanitarias necesarias para, a pesar de la situación, enmarcar el gran paso que dieron sus hijas al terminar la secundaria. Pues querían resaltar este momento tan significativo de la existencia.
En las imágenes se puede apreciar la personalidad de cada una: Alexandra, a sus quince años es una persona seria y habla sólo cuando es necesario. Andrea, también de 15, es una chica muy despierta. Mientras que Lulú, con 14 años de edad, es muy sonriente y bromista. Si existe un elemento que caracteriza a las tres jóvenes es la alegría y amor que le tienen a la vida.
Antes de la reunión, estas tres amigas tenían más de cuatro meses sin verse. Sus padres comentan que les faltó tiempo para platicar y sentirse más cercanas. Las emociones estuvieron a flor de piel, algo que le recuerda al ser humano la importancia del lazo social y da una certeza de cómo revalorar aquello que antes de la contingencia tal vez no se apreciaba.
Por último, el acontecimiento permite cerrar con otra frase de Aristóteles, donde se inmortaliza: "Aquellos que desean el bien inherente a sus amigos, son los verdaderos amigos".
