En la Gazeta de México del 25 de enero de 1800 se publica el extracto de una memoria presentada a la Sociedad Médica de París por el doctor Francisco de Paula Valdés sobre la naturaleza del virus venéreo causante de la sífilis, describe sus efectos como la relajación de la acción del corazón, la turbación de funciones, la interrupción del equilibrio y la destrucción de las partes en las que se fija. De los tratamientos que en ese entonces se utilizaban menciona las drogas mercuriales que en ese entonces se preparaban de mil maneras, el doctor está en contra del uso de mercurio y explica a través de experimentos químicos que cuando el mercurio se oxida es cuándo se vuelve acre, irritante y antivenéreo, por lo que determina que es el oxígeno el que cura mientras que el mercurio se queda en el hígado, pulmones, cerebro y huesos de los cadáveres de aquellos que utilizaron preparaciones mercuriales y propone el uso de otros óxidos metálicos que podrían actuar de la misma forma; cuando el oxígeno abandone el metal llegará a las vísceras para irritarlas y así aumentar las contracciones del corazón, la elevación del pulso de tal forma que la acción del virus cede ante la estimulación del oxígeno.
Ahora los virus - microorganismos que no se pueden replicar por sí mismos-, son descritos como sacos de una cubierta proteica llamada cápside que protege a los genes que tienen la información hereditaria en códigos de cadena doble (ADN) o simple (ARN) y en algunos una capa de grasa que los rodea, el genoma del ahora célebre SARS-CoV-2 es más del doble que el de la gripe y visto en un microscopio electrónico reveló un microorganismo esférico con picos distintivos que recuerdan a la corona solar. En este siglo XXI, los tratamientos se plantean a partir de fármacos que se interpongan entre el virus y el hospedador, de anticuerpos presentes en el plasma de pacientes que ya han pasado la enfermedad o bien de anticuerpos recombinantes que se crean en laboratorio.
Entre las ciencias que ahora apuntalan la propuesta de diagnóstico o tratamiento y vacunas, está la que propone la ingeniería genética que se desarrolla a partir del uso de los sistemas inmunológicos de defensa que los propios microorganismos procariotas -no tienen núcleo como las bacterias y las arqueas- han inventado para defenderse de los bacteriófagos invasores plásmidos. Estos microorganismos capturan fragmentos del virus y lo incorporan dentro de su genoma, conservan copias de estos fragmentos y cuando aparece de nuevo el virus éstos se aparean con la cadena del virus causando una ruptura que degrada su genoma y lo debilita. Este descubrimiento ha dado origen a los sistemas CRISPR que se han convertido en herramientas eficaces y versátiles para la edición genética de cualquier gen, de cualquier genoma y de cualquier organismo, generando una revolución tecnológica que pueden consultar en el libro "Editando genes: recorta, pega y colorea" de Lluís Montoliu o en el contenido que genera desde su participación en las redes sociales.
