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ENSAYO SOBRE LA CULTURA

JOSÉ LUIIS HERRERA ARCE

LA NOVELA

Nuestra vida es una novela. Hay un personaje que se encuentra en una situación, de donde se produce un conflicto que se resuelve de alguna manera o que nunca se resuelve; a esto último le podríamos llamar la tragedia de la vida. Cuando no pasa nada es que se carece de problemas y por lo tanto es inútil hacer funcionar nuestra inteligencia porque no tendría nada que resolver. Las vidas interesantes es cuando sucede algo y las ideas comienzan a generarse con el fin de encontrar una solución; así qué, lo mejor de la vida es tener un buen conflicto que te haga pensar y confiar en la capacidad del hombre para encontrarle una salida a la situación.

Los problemas pueden ser chicos o grandes, según nos toque. No importa, la vida tiene sentido cuando te enfrentas a ello. Lo contrario sería morar en un tiempo y en un espacio donde no pasa nada. Eso solamente es posible cuando pierdes la conciencia de tu ser y no te das cuenta de que existes. Esa situación es la que imaginamos cuando se nos habla del paraíso; el punto de partida es que vamos a ser muy felices porque no vamos a encontrarnos con ningún problema; nuestra conciencia va a ser innecesaria. A mí me gusta pensar: mejor es tener problemas y mejor es tener conciencia.

La novela es el reflejo de la vida. Una mala novela es donde no pasa nada. No basta contar una historia, lo importante es que ésta sea de interés para el lector y lo ayude a enfrentar o a conocer su propia realidad. Esta es la gran diferencia entre el drama y el melodrama. El primero intenta reflejar un conflicto real y darle solución en forma verás. El segundo parte de la premisa de que ni los problemas ni quienes los viven tienen que ver con la realidad. Son situaciones fabricadas para lograr un efecto en la audiencia que lo haga reír o llorar pero sin mayores consecuencias. En el drama, éstas se quedan en el espíritu del receptor, porque se identifica con la situación y le produce la catarsis de la que hablaba Aristóteles.

De todos modos, hay buenos y malos melodramas. Los buenos conocen muy bien la mecánica para lograr efectos y los tipos de los cuales se parten para lograrlos. Desde el siglo XIX se desarrolló el género; un clásico: Rocambole. Después se adaptó al cine, la radio, la televisión y volvió al cine convertida en todas estas zagas que se producen para la juventud como guerra de tronos. A mí me gusta el género porque me divierte y esa es su función. En el melodrama no se buscan los efectos estéticos porque está dirigido a un público que lo que busca es la acción.

En cambio, el drama no parte de estereotipos sino que desarrolla psicologías. Los personajes, aunque sean ficticios, se llegan a tomar como reales: Pedro Páramo, Sthephen Dádalus, la maga, nos los podemos encontrar caminando por la calle de cualquier ciudad. Son personajes profundos porque principalmente su autor los utiliza para expresarse él mismo. Las situaciones en las cuales las encontramos, nos inquietan. Los finales felices raramente se dan en los dramas, porque si se acaban los conflictos, se acaba la conciencia y después de encontrar una solución esperamos que surja un nuevo problema que nos devuelva la vida.

Además, en el drama se busca jugar intelectualmente con todo; la estructura de la novela, la musicalidad de los párrafos, el rompimiento de las reglas para encontrar nuevas maneras de expresión; dominar el lenguaje para volverlo a inventar. Es como romper el juguete para armarlo según el gusto personal de cada autor. Se ha llegado a los excesos pero en eso consiste el juego literario: el Ulises, Rayuela, son ejemplos de lo anterior. Después de ellos se comienza a escribir con nuevas perspectivas. Se han abierto nuevos caminos de expresión y es rica la influencia.

El melodrama te vende una historia; con el drama te pueden vender todo un universo de estructuras. Se puede jugar con la realidad de muchas formas y se puede contar ese juego de maneras diferentes.

Un autor es interesante o por el tema o por su manera de contar las cosas. Cuando hay temas novedosos contadas de formas que nadie lo ha hecho es cuando nace el autor de culto. ¿Quién es el mejor? Como los vinos, el que te gusta. No te encierres un uno, hay toda una gama para escoger.

Del melodrama puedes dar el salto al drama y viceversa; todo consiste en darte la oportunidad en dejar crecer tu imaginación y a tu inteligencia. Si no tienes nada que hacer habrá que buscar una buena novela y alimentar a tu inteligencia para que no mueras.

Cito a Pessoa: "El novelista es todos nosotros, y narramos cuanto vemos, porque ver es, sobre todo, complejo." (Libro del desasosiego)

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