A pesar de los estímulos económicos la economía aún no responde, por lo que el panorama aún es desafiante. (ARCHIVO)
El Banco Central de Brasil recortó ayer 0.75 puntos porcentuales la tasa básica de interés, del tres por ciento a un nuevo mínimo histórico del 2.25 por ciento anual, en un nuevo intento por estimular una economía duramente golpeada por la crisis del coronavirus.
La decisión del Comité de Política Económica del Banco Central, conocido como Copom, fue unánime y se produce en momentos en los que la economía brasileña camina hacia la peor recesión de su historia por la pandemia.
El comité, que redujo la tasa por octava vez consecutiva, señaló en un comunicado que "la magnitud del estímulo monetario ya implementado parece compatible con los impactos de la pandemia de la COVID-19", pero reconoció "que el espacio remanente para la utilización de política monetaria es incierto y debe ser pequeño".
El emisor brasileño también subrayó que pese a los significativos estímulos fiscales y monetarios realizados por diversos países "el ambiente para las economías emergentes sigue desafiante".
El Banco Central se refirió a la caída del 1.5 % del Producto Interior Bruto (PIB) del país en el primer trimestre de este año, aún sin sentir plenamente los efectos de la crisis del coronavirus, y recordó que, según varias proyecciones, el impacto será mayor en el segundo trimestre.
"La incertidumbre permanece por encima de lo normal sobre el ritmo de recuperación a lo largo del segundo semestre de este año", señaló la entidad.
En su comunicado, el emisor dejó abierta la puerta para un nuevo recorte de los tipos en su próxima reunión, marcada para el 4 y 5 de agosto, aunque de menor magnitud.
"Para las próximas reuniones, el comité ve como apropiado evaluar los impactos de la pandemia y del conjunto de medidas de incentivo al crédito y recomposición de la renta, y prevé que un eventual ajuste futuro en el actual grado de estímulo monetario será residual", resaltó.
Tras llegar al 14.25 % en 2016, el Banco Central inició a finales de ese año una bajada sostenida de la tasa oficial de interés que se aceleró en 2019, coincidiendo con el descenso progresivo de la inflación, que en los últimos doce meses fue del 1.88 por ciento.
Con la inflación controlada, el descenso de los intereses es visto como un instrumento para abaratar el crédito y estimular el consumo y la inversión productiva en el país.
No obstante, la caída de los intereses tiene un efecto limitado en las operaciones de crédito, ya que todavía existe una gran diferencia entre la tasa del Banco Central y las tasas cobradas a los consumidores, que son una de las más altas del mundo.
