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La mentalidad de las multitudes

FRANCISCO PINEDA

Muy probablemente la mayoría de los lectores se dieron cuenta de la oleada reciente de violencia por personas que salieron a la calles de la Ciudad de México y Guadalajara, entre otras ciudades, para protestar contra las respuestas violentas policiales en el país. Las protestas resultaron en enfrentamientos entre algunos de los manifestantes y la policía, además de destrucción seria de propiedades públicas y privadas. Conductas que hizo a muchos preguntarse: ¿Qué motiva a esta gente a reaccionar de esta manera?

La curiosidad de entender y explicar la manera de pensar de una multitud no es nueva. El análisis de la conducta de las multitudes o muchedumbres existe desde el siglo XIX, y fue iniciada en Europa como resultado de las revoluciones ocurridas en aquella época. A la fecha existe una variedad de teorías que intentan explicar un comportamiento bastante complejo que para muchos es quizá ilógico, incomprensible, y en algunos casos, visto como anormal. Me refiero a las conductas de multitudes en la forma de protestas, manifestaciones, movimientos sociales, motines, muchedumbres, etcétra, las cuales, recientemente se han proliferado en varios países del mundo como respuestas a percepciones de injusticia, y desigualdad social por parte de sus gobiernos, y la sociedad en general.

Una de estas teorías, la de la identidad social, afirma que en gran parte el comportamiento de las masas se debe a que los participantes coinciden con las razones por las cuales se está protestando, y es estimulado por una pasión intensificada de la multitud. Esto es, cuando los ideales, valores, y normas de ciertas personas se identifican con los de la multitud que se está manifestando, tienden a unirse a ellos. Por ejemplo, el grupo de mujeres que protestaron contra la violencia el marzo pasado, o los grupos que se amotinaron el fin de semana pasado en respuesta a la percepción de abuso de autoridad por parte de la policía. Otros proponen que muchos participantes de una manifestación simplemente son personas seguidoras y conformistas quienes fueren influidos por líderes del grupo, y que algunas veces se manifiestan en forma pacífica, y en otras de manera agresiva y violenta.

Otra perspectiva hace énfasis en un tipo de despersonalización en donde la persona se desinhibe al mezclarse con grupos grandes, sin preocuparse por alguna norma, regla moral, o presión social. Por ejemplo un joven que no es violento como parte de su carácter o costumbre, sin embargo se le observa destruyendo el parabrisas de un automóvil al igual que otros inmersos en la revuelta. Una despersonalización se refiere al caso de un individuo que momentáneamente hace un lado su propia identidad, y asume la identidad de la causa grupal, o de su líder. La emoción generada por la multitud hace que una persona tenga el valor de hacer algo fuera de lo normal. Cosa que no haría si estuviera solo. Este fenómeno también se ha visto en peleas y disturbios en un estadio de futbol. En muchos de estos casos la gente cree no ser responsable de sus actos, porque "todos lo están haciendo," o "nadie me va a ver."

Otro factor de importancia durante estas protestas, sobretodo cuando existen saqueos, incendios, violencia, y destrucción, es la participación de individuos con tendencia antisocial, o mente criminal, y miembros de pandillas. Estos grupos, para quienes la motivación de la protesta es totalmente diferente de los que genuinamente están manifestándose por una causa, aprovechan la oportunidad de participar en el alboroto, cometer atropellos, o responder a la identidad antisocial de su pandilla. Entre más grande el grupo que se manifiesta, la probabilidad de violencia es más alta, ya que es más fácil mantenerse anónimo. El Dr. Michael Welner, psiquiatra forense en el campo de criminalidad, afirma que no todas las manifestaciones son iguales (agosto 2011, ABC News). Muchas de ellas son organizadas con una misión bien definida de cambio social, y no necesariamente incluyen violencia y saqueos. El Dr. Welner también sugiere que la condición económica de algunos de los participantes no tiene que ver con los saqueos y robos, y que son los miembros de pandillas, a veces bajo la influencia del alcohol, quienes actúan y proveen las armas y herramientas que engendran la violencia.

Las manifestaciones sociales en si mismas no deben de ser el problema, sino más bien el crimen organizado que aprovecha la oportunidad de las protestas. También, es importante reconocer que la responsabilidad en la prevención de calamidades como los enfrentamientos entre manifestantes y las autoridades debe residir en la participación de padres de familia, líderes de gobierno y comunitarios, maestros de escuelas, medios de comunicación, y por supuesto el entrenamiento y profesionalismo de las autoridades policiacas. Gracias por su interés en esta columna.

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