Últimamente ha habido muchos comentarios en torno del sistema que nos gobierna; parece ser que cuando no nos convienen las cosas, despotricamos porque no se ajusta a nuestros intereses. No hay ninguna crítica verdadera sino la defensa de un privilegio particular en contra de otros intereses que siempre se han sacrificado en beneficio de ciertas clases que muchas veces no afrontan sus responsabilidades.
Llegamos a este sistema porque el otro nos decepcionó; durante mucho tiempo la opción estuvo ahí y no la habíamos tomado. La gente se hartó de un sistema, por demás corrupto que no satisfacía las aspiraciones de nadie, más que de unos cuantos que supieron aprovecharse y hacer fortunas millonarias. El hecho de los cerca de 22 gobernadores que fueron sospechosos de corrupción, y que algunos de ellos ya están en la cárcel, confirma lo que acabo de aseverar. Un pueblo no puede continuar ante una línea de gobierno que no responde a sus necesidades. La democracia sirve para buscar otras opciones aunque en el camino te puedas equivocar, como, a mi consideración lo han hecho otros países eligiendo la otra opción, la ultraderecha.
Las dos ultras (Derecha o izquierda) te llevan al totalitarismo. Lo que pasa en Brasil, que cambiaron de bando, los lleva ahora a sacrificar vidas en aras de una economía que debe de seguir funcionando aunque sea inhumana; como son inhumanas algunas de las decisiones que ha tomado nuestro país vecino con respecto a la emigración; fenómeno que es su principio de gestación. También considero que es fatal el sistema de Stalin y el de Mao donde la gente sólo es un pretexto para detentar el poder en contra de la misma gente.
No conozco el sistema perfecto. Al hombre le cuesta trabajo aceptar sus deficiencias. Prefiere montarse en sus privilegios para ser considerado como ser excepcional que no debe de acatar las normas que la mayoría acata.
Un pueblo democrático tiene derecho a elegir nuevas opciones; y además tiene derecho a que los perdedores respeten la decisión; sobre todo en momentos como los que estamos viviendo donde debiera de existir la unidad en lugar de manejar políticamente a su favor. ¿Con que boca hablan los que critican si en su momento ellos fallaron? Demasiada soberbia existe en defender a toda costa los cotos de poder que les da riqueza.
Hay razón en decir que el dinero hay que invertirlo y no distribuirlo. Cuando se salvó a la banca, se salvó sobre todo a los banqueros. En el otro sistema se salvaba a los de arriba sin haber seguridad alguna que eso fuera a significar que también se ayudaba al de abajo. Cuando el gobierno asistía a las grandes empresas, sobre todo se salvaban sus dueños aunque eso no representara salvar las fuentes de trabajo. Hacer que otro absorba la deuda que un empresario malgasta o se roba, es un fraude y eso sucedió muchas veces en el pasado.
¿Qué tanta responsabilidad social tiene el empresario frente a sus trabajadores? Ese es un tema de estudio a partir de lo que nos pasa. ¿Cuántos les han respondido en estas circunstancia y cuántos han preferido deslindarse de ellos dejándoles en la calle porque es preferible salvarse a sí mismos?
La otra cara de la moneda, ¿cuántos trabajadores no han respondido a su responsabilidad de producir a la empresa, siquiera lo que gana? ¿Cuántos viven al día sin ahorrar para un futuro? ¿Cuántos se hacen despedir para poder cobrar dinero extra? También para el empresario es una gran responsabilidad un trabajador que en un momento dado hay que liquidar o jubilar. Entre más viejo, más cuesta.
No hay que partir de las buenas personas. Hay leyes. Lo que debe de ser clara es una ley que legisle la relación entre los ciudadanos. En el siglo XVIII y XIX a partir de la revolución industrial, se explotaba al trabajador en forma inhumana en beneficio de las fortunas millonarias que hicieron unos pocos. Por eso se dieron los movimientos sindicales y los socialistas que vinieron a ser el contrapeso en contra de la explotación. Existe una ley federal del trabajo, un salario mínimo, que es risible.
La gente elige, a veces bien a veces mal. Eso es la democracia. Tenemos que vivir en este sistema como vivimos en el otro, nos beneficie o no. El riesgo que se corre es que un totalitarismo se imponga; entonces, no hay salvación, la gente ya no elige se vuelve esclavo de una ideología que lo mismo da sea Stalin o Franco, Maduro o Trump. Quien ya piensa en reelegirse varias veces siguiendo las lecciones de Putin.
Sufragio efectivo, no reelección.