Nosotros Desayunos Eventos Salud

CONTRALUZ

MARÍA DEL CARMEN MAQUEO GARZA

SALDO A FAVOR

En esta fecha tan representativa habrá grandes textos prosísticos, que hablen de la figura de la madre, tan necesaria en estos momentos de crisis y dolor. Hay madres que enferman o que mueren; hay las que sufren por la enfermedad de sus hijos; las que trabajan por cuidar nuestra salud, y que tantas veces son vapuleadas. Hay madres que oran; otras más cuyas manos alivian muchas necesidades: las que colectan, preparan y reparten material y equipo, o alimentos. Hay madres que consuelan, y están las propias, que vienen a susurrarnos al oído que todo es parte de un renacimiento, y que pronto volverá la paz…

No es por coincidencia, sino más bien por "diosidencia", que esta mañana me llegó un video intitulado "Actitud". Presenta un muñequito que va caminando y en su andar comienza a enfrentar hoyos cada vez mayores, a los que va encontrando el modo de sortear. Brinca con el impulso necesario para enfrentar cada nuevo problema, hasta que, en la parte final, un hoyo inicial se va prolongando hasta convertirse en una zanja cada vez más larga, en la que el muñequito termina cayendo, a pesar de sus esfuerzos por evitarlo. No todo está perdido: emerge feliz, impelido por un par de alas que la necesidad le llevó a crear.

De este modo vamos enfrentando la vida todos los seres humanos. No hay una sola persona que no encare problemas, desde el asunto más ordinario hasta el más complejo. Todos y cada uno, en el día a día, tenemos necesidad de tomar decisiones, desde qué vamos a desayunar hasta si invertimos nuestro capital en un negocio o no. Qué hacemos primero y qué después. Son decisiones tan cotidianas, que no nos percatamos de que cada una de ellas implica el proceso mental de enfrentar dos o más opciones, calcular riesgo-beneficio, y finalmente decidir. Toda nueva experiencia nos provee de elementos para futuras decisiones; si el resultado fue exitoso la archivamos dentro de las estrategias útiles. Si fracasamos, habrá que analizar qué factores propiciaron dicho resultado. En esta vida, como en un concierto, el corazón es la partitura, la razón es la batuta.

En los momentos que enfrentamos, quisiera ser una especie de chef gourmet, para mezclar elementos que ni en sueños imaginaríamos combinados, para obtener un producto novedoso y único, pero apetitoso. Así -con seguridad-se habrán descubierto muchos platillos de cocina internacional. Vivimos una situación inédita, enfrentamos una condición sanitaria jamás vista por quienes integramos la actual generación, salvo algún sobreviviente centenario que, de existir en 1918, habrá sido un niño pequeño. No nos perdamos, volvamos a la situación inédita que nos ha mantenido, a la gran mayoría de nosotros, encerrados entre cuatro paredes reinventando el mundo. En lo personal ha sido una oportunidad única para observar a la humanidad, tratando de imaginar cómo será ésta una vez que se termine el encierro y volvamos a la vida habitual. Quiero entender que dentro de cada uno se habrán gestado cambios que -venturosamente-, logren perpetuarse una vez pasada la emergencia. La parte nihilista de mí me dice: "olvídate, a la vuelta de semanas o meses retomaremos viejos patrones de comportamiento, actuando como si nada hubiera sucedido". Pido a Dios que no sea así, por el bien del planeta y sus habitantes.

Justo aquí es donde, tras tantas vueltas, llego a la figura de la madre. Ella es la que tiene entre sus manos la rueca que va capturando las fibras de materia prima, primero para hilarla y teñirla, y más delante para producir con ella una obra única en la historia. Afuera de su círculo inmediato el mundo gira, las cosas suceden, los hombres piensan y deciden. Aquí, dentro de las cuatro paredes del hogar, palpita el corazón del mundo.

A partir de la industrialización y las dos grandes guerras del siglo pasado, la mujer hubo de alejarse de sus labores del hogar para introducirse al mercado laboral. En un principio lo hizo como un deber patrio, posteriormente por la necesidad de autoafirmación; en la actualidad, en países como el nuestro, para completar el ingreso del hogar. El temible coronavirus ha concedido, a una proporción de esas mujeres, la oportunidad de quedarse en casa y saldar parte de tal deuda histórica. Una deuda que -es lamentable-- ha condicionado parte de la indiferencia y desamor a la patria, que se deja ver en muchos de nosotros. La falta de respeto a la ley; a las instituciones; al patrimonio nacional; a otros seres humanos, evidencian que en esos corazones (cuando niños) no hubo la dosis necesaria de calidez para desarrollar en ellos la sensibilidad, la empatía y la misericordia.

Sea éste un Día de la Madre distinto, generador de conductas sanadoras. Sea éste el saldo a favor que nos deja la pandemia.

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1701861

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx