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FRANCISCO PINEDA

EL ENIGMA DE UNA NORMALIDAD NUEVA

Hace varios días recibí un video vía las redes sociales que presentaba varias calles y avenidas del centro de Torreón. Calles que durante mis años mozos deambulé con cierta frecuencia. Calles que en numerosas ocasiones caminé, sobre todo durante las fiestas decembrinas, entre una cantidad significante de personas que se aglomeraban para hacer sus compras navideñas, o presenciar las peregrinaciones a la Virgen de Guadalupe. El video presentaba estas mismas calles como nunca las había visto: desoladas y sombrías, y que reflejaban en clara magnitud el impacto de la crisis de una pandemia. Escenas que generaron la impresión de una realidad difícil de comprender.

Ha pasado ya un buen número de semanas desde que el Coronavirus, o COVID-19, empezó a dispersarse a través del mundo causando estragos a su paso a medida que seguía creando muerte, enfermedad, confusión, miedo, desorganización social, y una devastación económica que se está sintiendo a todos niveles socioeconómicos. Una situación que pone a mucha gente nerviosa, quizá con algún tipo de inestabilidad mental, por ejemplo, ansiedad, depresión, o enojo incontrolable. Particularmente al personal de salud que está enfrentando un virus complicado y destructivo, como si estuvieran en un campo de batalla, y quienes merecen respeto y admiración por arriesgar sus vidas, y la de sus familias, en el nombre de un deber profesional.

Me refiero a circunstancias difíciles debido a privaciones y limitaciones de la libertad asociada con distanciamiento social necesario; la escasez de productos importantes en el supermercado, la incertidumbre de la situación con la educación académica de los hijos; los daños y pérdidas que podrían suceder en muchas familias en caso de contagio de alguno de sus miembros; y la preocupación asociada con el temor de perder sus empleos, o la fuente de sus ingresos. Muchas ciudades alrededor del mundo han iniciado, o intentan iniciar, un regreso a una vida menos restrictiva. Regreso a una normalidad que para muchos es un enigma. Por enigma en este caso me refiero a un suceso o circunstancia complicada y difícil de entender o interpretar. ¿Qué se quiere decir con un regreso a la normalidad? ¿Cual será el significado de esta normalidad para generaciones futuras ?

En un reporte presentado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU, abril 27, 2020) se informó que "no habrá un regreso al normal antiguo." El reporte agrega que el COVID-19 ha provocado no solo una crisis en el sistema de salud pública, sino también "una recesión histórica con niveles record de privaciones y desempleo, la cual estará creando una crisis humana y de desarrollo social que afectará a todos, y no solo al más vulnerable." Desafortunadamente los más pobres posiblemente serán los más afectados. Esta pandemia puede ser un golpe inevitable para aquellas economías en proceso de desarrollo, por ejemplo la economía mexicana.

Estoy de acuerdo con la afirmación de la ONU, esto es, que no regresaremos al nivel normal que se tuvo antes de la pandemia. Sin embargo, y de acuerdo con otros autores consultados, habrá una "normalidad nueva" que posiblemente incluirá un reconocimiento sobre la importancia de estilos de contacto social, y costumbres de higiene y salud que ayuden a prevenir contagios; una concientización sobre lo esencial de los sistemas de salud incluyendo las profesiones relacionadas a ellos, y los recursos materiales que lo complementan, y claramente, una necesidad de reducir contaminación medioambiental. En general, un aprendizaje de una lección vivida por la privación de la libertad social y el temor al contagio. Muchos países están planeando la apertura de sus economías, a lo que los expertos en salud pública advierten que, antes de ello y para prevenir una segunda oleada del virus, es necesario controlar la transmisión del virus, seguir manteniendo medidas razonables de distanciamiento social, el desarrollo de una vacuna efectiva, y su producción y distribución, lo cual puede llevarse meses, y quizá más de un año.

Paulatinamente nos estamos dando cuenta que la pandemia no desaparecerá en el corto plazo, que su existencia e impacto quedará en la memoria de una gran mayoría, y que formara parte del "espíritu" de una época caracterizada por un clima socioeconómico y cultural diferente, y que será parte de la historia de una comunidad global. Mientras tanto, imaginemos que la nueva normalidad quizá incluya una forma diferente de saludar de mano y de abrazo, de reaccionar cuando escuchemos una persona estornudando o tosiendo, de comportarse en el salón de clase y en el trabajo, de las expectativas de higiene en el restaurante y otros servicios similares, de transporte a otros países, o de interacción en actividades grupales en general. En pocas palabras imaginemos una normalidad nueva. Gracias por su interés en esta columna.

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