¿POR QUÉ SE CREE EN MITOS Y EN NOTICIAS FALSAS?
Existen personas que creen fácilmente los mitos y noticias falsas que circulan en las redes sociales, independientemente de sus niveles de inteligencia y conocimientos.
¿Qué los motiva a aceptar y/o enviar material que es cuestionable?
El fin de semana pasado recibí un video de un residente lagunero con información de una agencia de noticias en los Estados Unidos. Trataba sobre el arresto de un catedrático y químico investigador de un laboratorio en la Universidad de Harvard, debido al robo de material académico y vendido a una universidad en China. El video, hablado en el idioma inglés y sin subtítulos, presentaba un suceso ocurrido a finales de enero. La intención de la información era insinuar que el individuo arrestado se trataba de la persona que había creado el coronavirus en un laboratorio. Después de traducir el contenido de la comunicación, y verificar la noticia, concluí que el contenido del video era original, pero no tenía ninguna relación con el COVID-19.
Información como esta se recibe casi todos los días. Generalmente son temas que se repiten con cierta frecuencia, y sobre todo, parecen genuinas y actualizadas. En ocasiones son videos en idioma extranjero con su respectiva traducción al idioma español, y que en ocasiones la interpretación no es correcta. Debido a ello las tomamos como ciertas y preocupantes, lo que nos hace reenviarlas a nuestros familiares y amistades. Algunas veces con buena intención de compartir información percibida como de importancia, otras con la intención básica de impresionar al demostrar que se está al día con las noticias y novedades, particularmente si se trata de una situación alarmante. Otras personas no se dan el tiempo suficiente, o del todo, para revisar su contenido antes de reenviarlas. Me refiero a información incorrecta y falsa sobre la pandemia que se distribuye alrededor del mundo al grado que la Organización de las Naciones Unidas la refiere con el apodo de "desinfodemia" (Noticias ONU, abril 13, 2020), para implicar de manera peyorativa que se trata de una "epidemia de desinformación."
Parte de este material es diseminado regularmente vía Facebook o WhatsApp por gente que es vista como inteligente y quizá de buen nivel académico. Gente a quien se le percibe con una buena capacidad de juicio y opinión. Gente quien ha sido influida por una variedad de razones, sea su propia idiosincrasia, ideología, o en general, su sistema individual de creencias, y que afloran cuando existen audiencias más o menos grandes, por ejemplo, durante periodos de eventualidades especiales o crisis. Creencias que posiblemente surgieron debido a que una autoridad de respeto lo sugirió, por ejemplo, los padres, maestros, líderes religiosos o alguna otra persona de importancia. O que surgieron como resultado de una experiencia emocional profunda como una revelación o una situación traumática. Una vez que estas creencias se desarrollan fuerte y firmemente, se solidifican sin poder modificarlas y sin poder cambiar una forma de ver al mundo. ¿Qué empuja a esta gente a enviar o reenviar material que es falso?
La agencia de noticias británica BBC reportó el 7 de abril de 2020, que normalmente estas personas confían en su intuición, no utilizan sus habilidades de pensamiento crítico para determinar si algo es correcto, y como resultado, ceden, sin pensarlo mucho, a la creatividad de aquellos que crean el material falso. El reporte agrega, que normalmente estas personas tienen en su repertorio de conocimientos suficiente información para juzgar si la información es falsa o no, pero debido a sus creencias, y la parcialidad en sus juicios a favor de la información incorrecta, no la cuestionan, y por lo mismo son susceptibles a creer la noticia falsa. Una reacción que me atrevo a llamar "flojera mental." Otros autores sugieren que independientemente de sus niveles de inteligencia y conocimientos, muchos son influidos por su cultura y experiencias personales, su falta de interés para examinar evidencia, o su identificación con ciertos grupos, y no ven la necesidad de cambiar sus puntos de vista. Así, rechazan los hechos y aceptan las noticias falsas. Una vez que la información incorrecta coincide con su sistema de creencias es difícil verla de otra forma.
Con el fenómeno de la pandemia que se está viviendo, la susceptibilidad a una incertidumbre y temor es inevitable. Desafortunadamente algunos aprovechan la oportunidad para propagar sus intereses personales asociados a temas políticos, ideológicos, religiosos, o de negocios en forma de mitos. Algunos de ellos son distribuidos sin malicia y con las buenas intenciones de compartir información. Sin embargo, sea buena la intención o no, el impacto es el mismo, esto es, se desinforma a la gente con la posibilidad de efectos negativos. Gracias por su interés en esta columna.