Jean Cusset, ateo con excepción de la vez que vio (y oyó también) a Yuja Wang tocar los 24 preludios de Chopin, dio un nuevo sorbo a su martini -con dos aceitunas, como siempre- y continuó:
-En México escuché un curioso dicho de tono religioso: "Tú te das golpes de pecho nomás cuando te atragantas". Entiendo que se aplica a aquellos que vuelven su mirada a Dios sólo en momentos de apuro, de sufrimiento o de peligro.
Dio un nuevo sorbo a su martini y prosiguió:
-Acordarse de lo divino en tiempos de dificultad es muy humano. Muchos hay que en la vejez -difícil época- se vuelven rezadores e iglesieros como el don Guido de que habló Machado. Sienten que la vida se les va, y el miedo de la muerte, y de lo que puede haber después de ella, los hace pensar en cosas en las que no pensaban antes. Yo creo que Dios no se los toma a mal. Él nos espera siempre y nos recibe con los brazos abiertos. Para eso los abrió en la cruz.
Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini, con dos aceitunas, como siempre.
¡Hasta mañana!...