El hasta ahora opositor y ex primer ministro Umaro Sissoco Embaló juró hoy como presidente de Guinea Bisáu casi dos meses después de la celebración de la segunda vuelta de las polémicas elecciones. (EFE)
El hasta ahora opositor y ex primer ministro Umaro Sissoco Embaló juró hoy como presidente de Guinea Bisáu casi dos meses después de la celebración de la segunda vuelta de las polémicas elecciones, que le dieron la victoria con un 53.6 % de los votos.
En una ceremonia celebrada en un lujoso hotel de la capital de este pequeño país de África occidental, Embaló, de 47 años, anunció en su discurso de investidura una nueva era "de dignidad, paz y progreso para todos" en Guinea Bisáu.
El nuevo jefe de Estado argumentó que, desde la independencia de Portugal en 1974, el país ha pasado por situaciones de "tragedia colectiva", hasta el punto de tener hoy "las peores escuelas, los peores hospitales y las peores infraestructuras".
Para cambiar esa realidad, Embaló abogó por restaurar el Estado y sus instituciones, comenzando por la Justicia, para poner fin al bandidaje político y la corrupción que, en su opinión, lastra la administración pública.
Embaló instó al pueblo guineano a "dejar las armas" a partir de ahora y aseguró que será un presidente de todos los ciudadanos que estará a la vanguardia de la credibilidad de la imagen exterior del país.
La investidura de Umaro Sissoco Embaló tuvo lugar en ausencia de prácticamente toda la comunidad internacional, con solo la presencia de los embajadores de Gambia y Senegal.
Después del acto, el mandatario, ya investido con la banda presidencial, se trasladó en compañía del presidente saliente, José Mário Vaz, al palacio presidencial en el centro de Bisáu.
Allí tuvo lugar una ceremonia de transferencia de poder, después de la cual Vaz abandonó el palacio, en cuyas cercanías miles de simpatizantes de Embaló celebraron esta asunción del cargo.
Tras ganar al candidato oficialista y también ex primer ministro, Domingo Simoes Pereira, se esperaba que Embaló hubiera sido investido presidente el pasado 19 de febrero, pero el acto no tuvo lugar por la controversia en torno a los resultados electorales, que el Parlamento y el aspirante perdedor consideraron fraudulentos.
El hasta ahora gobernante Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC) y Pereira pidieron la revisión de los resultados ante el Tribunal Supremo de Justicia y éste exigió a la Comisión Nacional Electoral (CNE) un recuento de los votos que ésta, en un principio, se negó a realizar.
Finalmente, el pasado martes la CNE repitió el recuento a nivel nacional y volvió a confirmar los resultados de las elecciones presidenciales y, por consiguiente, la victoria de Embaló.
Antes de que este recuento tuviera lugar, el Parlamento advirtió de que, si no se efectuaba, Embaló no podría jurar como presidente.
El pasado día 6, el ganador de los comicios declaró a la prensa que si era necesario iría "a la guerra por la paz y Guinea Bisáu se liberaría de una vez por todas".
Durante su campaña, Embaló se presentó como la mejor alternativa contra la pobreza y la parálisis política en este país de África occidental que lleva cinco años de dificultades políticas y parálisis parlamentaria en los que el ya expresidente José Mario Vaz despidió a hasta siete primeros ministros diferentes.
En el último episodio de esa crisis, Vaz destituyó a finales de octubre a Aristides Gomes como primer ministro y lo reemplazó por Faustino Fudut Imbali, creando malestar internacional y temores de que se retrasaran las elecciones presidenciales.
Pero Gomes se negó a dejar el cargo -por lo que Guinea Bisáu tuvo dos primeros ministros durante diez días- hasta que la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), organismo regional, intervino y amenazó a Vaz con sanciones si no retrocedía.
Gomes afirmó hoy que la investidura de Embaló es "un golpe de Estado" patrocinado por el presidente saliente del país.
Guinea Bisáu ocupa el puesto 177 de 189 en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, y dos tercios de su población, de 1.8 millones de habitantes, viven con menos de dos dólares al día.
Desde su independencia, el país ha sufrido al menos nueve tentativas de golpe de Estado, cuatro de ellas con éxito.
El nuevo presidente deberá enfrentarse a problemas como la rampante corrupción o el narcotráfico, en una nación consolidada como uno de los principales puntos de tránsito de la cocaína que llega de América Latina a Europa.
