San Francisco de Asís iba por un camino con dos de sus hermanos.
Les propuso:
-Veamos quién de nosotros reza más padrenuestros antes de llegar al pueblo.
Cuando llegaron le preguntó al primero:
-¿Cuántos rezaste tú?
Respondió el fraile:
-Trescientos.
Y el otro:
-Perdí la cuenta después de los doscientos.
Dijo San Francisco:
-Yo no alcancé a rezar ni siquiera uno. Me detuve en las dos primeras palabras: "Padre nuestro.". Me sorprendió el prodigio que hay en el hecho de que Dios sea nuestro padre, y que podamos dirigirnos a él como sus hijos. Y pensé que no decimos: "Padre mío". Decimos: "Padre nuestro". Dios es nuestro padre común. Eso hace que todos los hombres seamos hermanos.
San Francisco es llamado "El pobrecito de Asís". ¡Cuántas riquezas hay en ese pobrecito!
¡Hasta mañana!...