Columnas la Laguna

Un mundo hecho cenizas

ARACELI GALINDO VÁZQUEZ*

El conflicto entre Irán y Estados Unidos a principios de este 2020 acaparó la atención de muchos y nos distrajo de un problema que significaría un cambio radical y perjudicial en el ambiente: los incendios en Australia.

Desde septiembre del año pasado, una ola de incendios ha azotado el territorio australiano. Dichos incendios han acabado con la vida de 28 personas y 1,250 millones de animales nativos del lugar, también han arrasado con 10 millones de hectáreas, equivalente al territorio de Hungría.

Las cifras que estiman el daño fueron calculadas por Christopher Dickman, profesor de Ecología Terrestre en la Universidad de Sídney, Australia y expresidente de la Real Sociedad Zoológica de Nueva Gales del Sur. Sus aproximaciones se basan en un estudio de densidad animal de la asociación ecologista WWF de 2007. Aunque algunos expertos señalan que la cifra de animales muertos podría ser menor, dado que Dickman usa un cálculo por densidad de animales, por lo que no cuenta a los que han podido salvarse del fuego.

Sin embargo, los animales no sólo mueren calcinados y asfixiados, los que se entierran y salen en áreas que ya han sido devastadas por el fuego, mueren de hambre al haberse quemado las plantas o quedan expuestos a depredadores.

Dicho en propias palabras de Dickman, “Australia tiene una de las tasas más altas de extinción de mamíferos, y acontecimientos como este podrían acelerar la extinción de nuevas especies”.

Además, Euan Ritchie, profesor de Ecología de Vida Silvestre en la Universidad de Deakin, Australia, explica que incluso si algunas especies no se ven afectadas por el fuego, serán perjudicadas por la ruptura de vínculos vitales en los ecosistemas. La contaminación del agua por las cenizas y la erosión del suelo también perjudicará la flora y fauna.

Por otra parte, la ministra australiana de Medio Ambiente, Sussan Ley, anunció que el gobierno invertirá 50 millones de dólares australianos para ayudar a la fauna dañada por el fuego, control de parásitos y depredadores, además de la creación de “arcas” destinadas a la recuperación de plantas y animales.

Eventos como el ya mencionado, la contaminación por causa de la humanidad y el calentamiento global nos han puesto un límite de 10 años para reducir la contaminación a la mitad, de lo contrario, el daño será irreversible, según la ONU.

Sólo 10 años para corregir lo que llevamos haciendo por más de un siglo. Una década para reducir el daño que ahora se nos revertirá. Parafraseando a la ONU, estamos en la sexta era de extinción masiva, la más devastadora.

Se estima que hemos provocado la extinción de 600 especies en los últimos 250 años, este proceso de extinción ha ocurrido 500 veces más rápido de lo que lo hubiera hecho sin nuestra presencia.

Cuando en 2019 el Amazonas moría calcinado, el presidente brasileño Jair Bolsonaro pretendía usar esos terrenos para la agricultura y mejorar su propia economía, por eso no mostró tanto interés en esa situación; sin embargo, se vio presionado a hacer algo al respecto.

A la gente le cuesta entender que este tipo de cosas nos afecta a todos porque no hay que olvidar que este es el único planeta que tenemos, tal vez puedas pensar que para cuando los recursos naturales sean escasos tú estarás muerto. Entonces te digo, qué egoísta eres. No está bien explotar al máximo los recursos del planeta para nuestra comodidad sin pensar en las generaciones futuras o en los seres vivos con los que coexistimos.

¿Seremos capaces de corregir en una década lo que lleva más de un siglo? ¿Es posible? ¡Claro que lo es!

La ONU ha establecido 20 objetivos para la próxima década, entre los cuales se encuentra reducir las emisiones de dióxido de carbono, así como otros gases nocivos. Esto podemos lograrlo haciendo lo que ya se supone que deberíamos estar haciendo: no tirar basura en la calle, separarla para poder reciclarla y reducir las emisiones de gases. Pero para eso se necesita el compromiso de todos nosotros, se necesita un verdadero cambio de mentalidad y educación, un cambio que empieza en ti, en mí, en todos nosotros.

Porque al final, ¿de qué nos sirve tener dinero o bienes materiales si no ayudamos al mundo? ¿De qué nos sirve tener el mejor auto o la empresa más productiva y competitiva si no habrá un mundo donde disfrutarlo?

*Alumna de tercero de secundaria del Colegio La Luz

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