Las experiencias tempranas en la vida maduran el desarrollo biológico y funcional del cerebro en torno al aprendizaje y habilidades de memoria. (ARCHIVO)
Las experiencias tempranas en la vida maduran el desarrollo biológico y funcional del cerebro en torno al aprendizaje y habilidades de memoria, de acuerdo con un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Nueva York, Estados Unidos.
Mediante una investigación realizada en ratones y ratas bebés, los científicos descubrieron cómo las habilidades de aprendizaje y memoria pueden variar de acuerdo a la naturaleza de las experiencias individuales.
“Las implicaciones son muchas, incluidas las influencias ambientales en la salud mental, el papel de la educación, la importancia de la pobreza y el impacto de los entornos sociales”, detalló una de las autoras mediante un comunicado.
El estudio, publicado en la revista Nature Communications, constó en colocar a los animales en un compartimiento pequeño con diferentes objetos, y enseguida cambiarlos para analizar sus capacidades de memoria.
Los resultados mostraron que el contexto y las experiencias de localización de objetos maduraron el cerebro tanto a nivel biológico como funcional.
Las experiencias episódicas de los ratones y ratas jóvenes condujeron a la maduración en el hipocampo, región crítica para la formación de la memoria episódica. En animales maduros de la misma especie no se encontró nada, detallaron.
Explicaron que dichos resultados son prometedores para posibles intervenciones terapéuticas, pues al identificar periodos críticos de tiempo para el desarrollo del cerebro, se proporciona un indicador de cuándo las intervenciones farmacéuticas, conductuales o de otro tipo pueden ser más beneficiosas.
