Debido a la gran cantidad de profesionistas que egresa de las escuelas de veterinaria, y a la poca demanda que existe en la actualidad de trabajo en el medio pecuario, en instituciones privadas y de gobierno, se han incrementado los consultorios veterinarios en la ciudad.
¡La competencia es magnífica! Los competidores hacen más por nosotros que nuestros clientes, ellos son demasiado amables para señalar nuestros defectos, y el competidor hace todo lo posible por publicarlos. Los competidores son eficientes, diligentes y atentos, nos obligan a mejorar nuestros servicios y sobre todo a la actualización, nos mandarían a la quiebra nuestros negocios si pudiesen, esto nos mantiene alerta a fin de ser más eficientes en nuestro trabajo, si no tuviéramos competencia tal vez seríamos desatentos e incompetentes, necesitamos la presión que ellos imponen sobre nosotros para seguir preparándonos profesionalmente y alcanzar la excelencia.
Sean bienvenidos los nuevos competidores, ellos nos obligan a ser mejores cada día, afortunadamente quien sale beneficiado con los servicios veterinarios son nuestros pacientes, son los indicados para decir dónde fueron tratados con mayor profesionalismo.
Exhorto a los nuevos colegas a que se preparen para esta especialidad de perros y gatos que es tan extensa. Tengo tres hijas veterinarias dedicadas a las pequeñas especies y al igual que hacía mi padre conmigo lo hago con ellas, la preparación nunca termina, exhortándolas a cursos y congresos de actualización.
Se perfectamente lo difícil que es empezar como en cualquier profesión, lo viví hace cuarenta y dos años abriéndome camino en el medio rural, solo y con mi maletín atendiendo a las diferentes especies, utilizando la paja como mesa de cirugías para realizar cesáreas de urgencia en vacas de gente trabajadora y humilde que era su único patrimonio, y que dependía de mi si vivía o no. Posteriormente realicé la especialidad en perros y gatos, dedicándome solo a estas dos hermosas y nobles especies, dando un giro en mi vida como nunca lo imaginé.
Como todas las empresas, las hay buenas y no tan buenas, con esto me refiero a los consultorios o clínicas que se encuentran sin haber un médico veterinario responsable, sin el equipo adecuado, o con una escasa preparación y "bautizan" el negocio con un nombre de una clínica de prestigio. Desafortunadamente como en todas las profesiones también existe la competencia de veterinarios que carecen de ética, por querer ganar un peso más, difaman a los colegas haciendo creer al cliente que a su mascota la están tratando equivocadamente, afortunadamente el cliente es inteligente, e inmediatamente identifica la falta de profesionalismo de ese veterinario que "Vende su primogenitura por un plato de lentejas".
