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Ensayo sobre la cultura

LLENAR EL SER

El único ser que puede expresar abiertamente ser, es el hombre. De los animales no sabemos si están conscientes de que son, lo que sí es seguro es que no lo expresan. El ser se contrapone con el no ser, porque antes no fuimos y después no seremos de la misma forma en que lo somos ahora. De aquí se nos vienen nuevas preguntas: para qué somos y que debemos hacer para lograr ese objetivo. De la manera en que nos vayamos respondiendo estas preguntas, estaremos dando un sentido a nuestra vida, generando valores, haciendo cultura.

Deberíamos de analizar nuestra situación concreta. ¿Estamos a gusto con lo que somos y con lo que hacemos? ¿Podemos cambiar nuestra manera de ser? ¿Generar nuevos propósitos? ¿Alcanzar nuevas metas? O simplemente seguir como estamos porque esa es la forma de sentirnos bien, es decisión nuestra, no hacer propósitos porque la gente dice que lo debemos hacer.

En los últimos tiempos nos hemos ido engañando. Pensamos que las cosas no deben de costarnos esfuerzos; por lo menos, se me antoja pensar que esa es la cultura que les han inculcado a los jóvenes. Por inercia van pasando de año y a lo mejor lo hacen sin tener el derecho porque el maestro es demasiado barco para tronarle aunque no tengan los conocimientos necesarios que avalen los títulos cumulados. Y por la misma inercia, de profesionistas creerán merecer un sueldo sin tener que esforzarse en el trabajo. A todo mundo le han hecho sentir que el patrón los explota. Pocos tienen la conciencia de que ese personaje tiene la responsabilidad legal de cumplir con ellos. Invierten su dinero para obtener ganancias, pero de la misma forma son los únicos que absorben las pérdidas cuando las cosas salen mal.

El estado adulto consiste en enfrentar la responsabilidad de cada uno de nuestros actos. Los jóvenes piensas que por tomar, fumar, poder drogarse, o tener sexo ya son adultos y están en onda. Eso no lo es; enfrentar la consecuencia de los actos si lo es. No escamotear cuando después de una noche de placer obtienes un fruto o cometes un delito. Si no lo enfrentas, entonces, sigues siendo el niño que después de la travesura busca el refugio en las faldas de su madre y no da la cara. Estamos llenos de ese tipo de personajes y son los que han provocado la inestabilidad en la que vivimos cotidianamente. Ni siquiera ellos mismos son felices porque huyen de su realidad y de sus compromisos familiares y sociales. Son onanistas, buscan el placer, y se convierten en un peligro y en la gran tristeza de quienes en un momento dado dependen de ellos.

Esa no es la forma en que las sociedades justas se construyen.

El ser significa una responsabilidad cotidiana. Lo que tú haces afecta positiva o negativamente a lo que te rodea. Si sólo buscas tu beneficio, eres el niño que llora para conseguir el berrinche. Hay sociedades demasiado mimadoras que van a la quiebra porque no enseñan a sus ciudadanos que no todo se les puede dar gratuitamente.

La sociedad se construye con lo que cada quien va aportando. Los políticos corruptos, tampoco han llegado a la madurez. No sólo provocan el problema económico; lo peor es que hacen perder la credibilidad. Cuando esto sucede, es el comienzo de la anarquía, porque ya no hay fe en las instituciones. Lo mismo pasa con las instituciones religiosas. Sentimos la amenaza por todos lados. La falta de confianza nos hace recelar. El infierno son los otros, afirmaba Sartre.

¿Qué somos? ¿Para qué somos? ¿Qué necesitamos hacer para lograr eso que somos? Son las preguntas constantes. No podemos permitir que la sociedad se nos vaya de las manos. El paraíso que nosotros mismos podemos construir es el terrenal. No lo estamos haciendo, por los miles de niños berrinchudos que no aquilatan las consecuencias de sus actos e insiste en que lo único que importa es su santa voluntad.

La ley norma la relación entre los hombres. La ley ya no se aplica como antes. La ley viene de la ideología que generó la sociedad, así como la ética es la norma que produce una filosofía y la moral la produce el contexto religioso. Cuando las leyes son violadas, se pierde la seguridad. No es la forma de vivir; es como hemos venido viviendo en los últimos años. Sólo nos destruimos a nosotros mismos, vamos dejando de ser.

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