El presidente chino, Xi Jinping, inicia mañana una visita a Birmania en un momento en el que Naipyidó se está echando en brazos de la superpotencia vecina frente a las condenas de numerosos países occidentales por su brutal represión contra la minoría rohinyá.
Durante su estancia de dos días, la primera de un mandatario chino en dos décadas, está previsto que ambos países firmen acuerdos vinculados al ambicioso megaproyecto chino de la Nueva Ruta de la Seda, entre ellos una zona económica especial y un corredor que uniría la costa oriental birmana con la provincia china de Yunnan.
El histórico viaje señala el regreso de Birmania a las relaciones de “paukphaw” (hermandad, en birmano) con el gigante asiático.