Alegran las fiestas navideñas con las tradicionales piñatas

San Isidro es una de las colonias más populares de la periferia de Lerdo. Desde los años setenta, la tradición de la elaboración y venta de las piñatas se ha vuelto una fuente económica para las mujeres y sus familias.

En esta temporada decembrina, las principales calles son pintorescas, resaltan los colores fuertes y vivos como el amarillo, morado, verde, azul y también las texturas elaboradas con papel china y crepé.

PROVEEDORAS DEL HOGAR

Cuando Claudia tenía 12 años se acercó a pedirle trabajo a doña Julia, una vecina que la enseñó a elaborar las piñatas. A los 15, se olvidó de esta tradición artesanal para casarse pero tiempo después tuvo que retomar la actividad pues tenía que llevar el sustento a su hogar, pagarle los estudios a sus hijos y ayudar a uno de sus parientes a superar un problema de alcoholismo.

"Ahorita estoy así pensando y digo: cómo nos hemos ayudado con la piñata mucha gente que vive alcoholismo como yo con un pariente, de veras, cómo hemos sacado adelante a los hijos con piñata porque los hombres esos, pues no, pero no hay que agüitarse, hay que salir adelante", dice la mujer mientras termina de vestir una piñata de siete picos.

Sobre la prolongación Bravo y la calle Nicandro Valenzuela, otras mujeres como Claudia cuentan sus experiencias y cómo esta tradición ha ido de generación en generación, adoptando nuevos diseños de piñatas que van desde personajes animados, artistas y figuras de políticos nacionales e internacionales.

En los hogares de Claudia, Rosalía, mejor conocida como "Chaly", y la señora Irma, se han acondicionado pequeñas y medianas "fábricas" de piñatas en las que participan familiares y amigos cercanos.

Diariamente, se emplean kilos de periódicos, harina, agua, papel china y crepé, cintas y alambres para elaborar piñatas de todos los tamaños y después entregan los pedidos en los centros de abastos, mercados y en algunas vialidades de La Laguna.