El pelaje de este perro del rancho es muy extraño. Lo forman tres grandes manchas: una negra, una blanca y otra de color café.
Su dueño le puso un nombre igualmente raro. El perro se llama "El Almirante".
La preguntan la causa de ese nombre. Y dice:
-Es que todos se almiran cuando lo ven.
He aquí que yo vivo en perpetuo estado de "almiración". Vivo en constante asombro ante todos los seres y las cosas. Me asombra el cielo y el espejo en que se mira, el mar. Me asombra la mujer y me asombran sus misterios. Me asombran los niños, los perros y los gatos, la flor, el árbol, la montaña, el río. Me asombran los sueños, y me asombra más la realidad. Me asombran la noche y el día; me asombran el ayer y el hoy, y ya tengo preparado asombro para asombrarme ante el mañana.
Me asombra, sobre todo, Dios. Y estoy seguro de que cuando lo encuentre me asombrará aún más.
Me asombra, pues, la vida.
Es asombrosa.
¡Hasta mañana!...