Laguneros mantienen con vida la tradición de visitar a sus difuntos

Cientos de laguneros acudieron temprano por la mañana al panteón municipal 1 para visitar a sus fieles difuntos.

Algunos visitantes caminaban apresurados porque ya se les había hecho tarde. Marchan a paso acelerado cargando sus gladiolas, flores de cempasúchil y cargan con tinas y escobas para limpiar y adornar las tumbas de sus queridos.

En cada una de ellas se ve que cada miembro de la familia hace lo suyo. Limpia o acomoda flores, o bien se queda viendo el lugar donde fue enterrado su difunto.

Entre el ruido de la venta de caña, flores, agua, gorditas, gelatinas o botes con agua para las flores, la música se oye a lo lejos de un grupo norteño o con la canción de una banda que sale de una bocina grande, puesta al pie de la tumba. Aunque pareciera contradictorio, la melodía obliga a tener un momento de silencio de los familiares al recordar los temas que tanto le gustaban a sus abuelitas, padres o madres, como Amor eterno. La mirada de los visitantes por momentos se entristece y se pierde a lo lejos.

Algunos familiares también aprovechan la melodía y comparten el momento con un familiar lejano, ya que usan la tecnología para que también esté presente, aunque sea a distancia, en la tumba de su madre.

Para muchas personas, pensar en visitar el panteón sería algo muy triste o sombrío. Sin embargo el Día de Muertos es una festividad que permite que los vivos y muertos convivan con respeto y alegría en el panteón. Muchos recuerdan con algo de tristeza la partida de su familiar, pero también es el momento oportuno para que los recuerdos fluyan y se compartan con el primo, el hermano, los esposos y salgan comentarios desde el fondo del corazón.

Un ambiente íntimo se llega a percibir entre las familias cuando ya terminaron la labor de limpieza y arreglo de tumbas. Se sientan y platican entre ellos. Algunos todavía le piden consejos y comentan que los padres siempre harán falta, aunque tengan 40 años o solamente 1 de haber fallecido.

El Día de Muertos es una tradición mexicana de origen prehispánico, la cual persiste con diversas variaciones aún en la parte norte del país, pero que mantiene el legado del pueblo indígena al seguir usando la flor de cempasúchil en el camposanto, las veladoras o el comer la caña de azúcar que se venden en el lugar.

La visita a los fieles difuntos pone a prueba la unión familiar entre los laguneros, al darse cita a cualquier hora en el panteón y juntos limpiar y arreglar la tumba en donde se encuentra el ser querido, inclusive esto se llega a convertir en un convivio al llevar alimentos para compartir entre los asistentes al camposanto.