La bendición de mascotas se realiza como un acto de vínculo entre el animalito y el ser humano.
La Parroquia de San Martín de Porres en Torreón, ubicada en avenida Universidad esquina con del Bosque, en la colonia Villas de la Merced, invita a la misa y bendiciones de mascotas, a celebrarse el próximo 15 de noviembre, a las 5 de la tarde.
Serán bienvenidos los animalitos de cualquier especie, quienes deberán acudir con su correa, jaula o caja transportadora.
La bendición de animales es un ritual que está presente para cumplir diferentes propósitos. El acto de bendecir a una especie animal, implica un vínculo con el ser humano, sea este un animal de compañía (mascota), u otros animales domesticados para el uso del sector agropecuario.
Es una práctica común en la mayoría de las denominaciones del cristianismo, así como también en el islam, el judaísmo, el sintoísmo, hinduismo, entre otras. Asimismo, históricamente, la bendición de un animal previa a las prácticas de sacrificio de animales o rituales donde se les utilizan, ha sido considerada como un elemento clave para algunas creencias.
En los documentos del proceso de beatificación se cuenta, que Fray Martín se ocupaba en cuidar y alimentar no sólo a los pobres sino también a los perros, a los gatos, a los ratones y demás animales, y que se esforzaba para poner paz no sólo entre las personas sino también entre perros y gatos, y entre gatos y ratones, instaurando pactos de no agresión y promesas de recíproco respeto. No era extraño que en el convento, los perros, gatos y ratones comieran del mismo plato cuando Fray Martín les ponía el alimento. El convento estaba entonces infestado de ratones y de ratas, los cuales roían la ropa y los hábitos, tanto en la sacristía como en las celdas y en el guardarropa.
Después que los frailes resolvieran tomar medidas drásticas para exterminarlos, Martín de Porres se sintió afligido por ello y sufrió al pensar que aquellos inocentes animalitos tuvieran que ser condenados de aquella manera. Así que, habiendo encontrado a una de aquellas bestias le dijo: "Pequeño hermano rata, óyeme bien: ustedes ya no están seguros aquí. Ve a decirles a tus compañeros que vayan al albergue situado en el fondo del jardín. Me comprometo a llevarles allí comida, a condición de que me prometan no venir ya a causar estragos en el convento".
Después de estas palabras, según se cuenta, el "jefe" de la tribu ratonil rápidamente llevó el aviso a todo el ejército de ratas y ratones, y pudo verse una larga procesión de estos animales desfilando a lo largo de los pasillos y de los claustros para llegar al jardín indicado.