Excelente fue la faena a su segundo enemigo, que junto a la estocada le valieron el apéndice, con el cual salió triunfador en la segunda novillada de la Feria del Señor de los Milagros. (Cortesía de Manuel González Delgado ‘Kchi’)
De nueva cuenta, el novillero lagunero Arturo Gilio Quintero tuvo una destacada actuación internacional, al cortar una oreja, dentro de la segunda novillada de la Feria del Señor de los Milagros, celebrada en la Plaza de Toros de Acho, en Lima, Perú.
Con astados de la Asociación de la Unión de Criadores de Propietarios de Ganado de Casta de Arequipa (AUCPGC), el mexicano, junto a los locales Joselito Riquelme y Óscar Quiñónez, partieron plaza en una tarde soleada en la capital inca.
Con su primero de la ganadería de los Hermanos Aguilar Bravo, el de Torreón lució con el capote, al recibir al burel con vistosas verónicas, ante un enemigo que metió bien la cabeza.
Tras brindar al público su faena, donde se encontraban en los tendidos su padre, Arturo Gilio Hamdan y el también Matador de Toros en Retiro, Jorge Mata, el juvenil novillero, comenzó su labor con la muleta.
NOVILLOS
de diferentes ganaderías
se lidiaron en la capital peruana
en el festejo taurino.
Tuvo doblones de buena calidad, incluidos algunos derechazos, luego de que la res no fuera viable por el pitón izquierdo. Finalizó con manoletinas, pero a la hora de matar, pinchó, por lo que tuvo que recurrir a algunos descabellos. Silencio, por parte del respetable.
En su segundo, de María Estela Sánchez, suelto y mansurrón, no le permitió a Gilio el lucimiento en el primer tercio. Pese a la falta de casta del animal en la recta final, el lagunero sacó lo mejor de su técnica para sacarle pases.
Tuvo muletazos de fino trazo, también derechazos, así como manoletinas, logrando enganchar con el público, que le respondió con ovaciones. Dejó el acero entero y tendido a la hora de matar, pero de rápidos efectos, para ganarse a pulso la oreja. La multitud solicitó la segunda, pero el juez no la concedió.
Joselito Riquelme en su primero tuvo tres avisos, mientras que en el segundo, oreja y ovación. En ambos fue cogido, por lo que tuvo que ingresar a la enfermería con el cuarto del lote. Por lo que respecta a Quiñónez, ovación con vuelta de ruedo en el primero y ovación en el segundo.