¿Por qué aman al Vocho?

El Volkswagen Sedán permitió a millones alrededor del mundo acceder a la movilidad personal. En México, a su llegada en 1952, instituyó una nueva era tanto para la industria como para el mercado, pues llegó a abrir categoría ante una oferta dominada por los modelos nacidos del ideal de Detroit que, por sus características en dimensiones y motorización, resultaba excluyente.

La notoria historia de su concepción, referida por aficionados y público en general como una iniciativa gubernamental del Tercer Reich, deja usualmente de lado tres interesantes hechos. El primero, que su resultado formal estuvo fuertemente inspirado en el checoslovaco Tatra V570 de 1933, en cuanto a su aspecto exterior, pero en especial a su sistema de enfriamiento, por lo que su novedad está apoyada en este antecesor, si bien el segmento al que Tatra daba servicio era de mayor ingreso. Esta polémica quedó resuelta en 1961 con un acuerdo fuera de cortes sobre una demanda con lo que VW compensó a los originales dueños de Tatra por el supuesto plagio.

El segundo hecho poco mencionado del vochito se refiere a que su creación no fue directamente de Ferdinand Porsche, sino que el autor de esta legendaria pieza del diseño industrial fue su colaborador, el austriaco Erwin Komenda. Es común encontrar ese desplazamiento en grandes obras, como el caso del personaje Mickey Mouse, que fue creado por Ub Iwerks, pero difundido por su patrón, Walt Disney.

Un tercer hecho es que, si a números vamos, el Volkswagen KdF originalmente dista en gran medida de calificarse como un éxito. Bastante lesivo para el volumen de ventas fue que su producción en masa comenzara en mayo de 1938 y que, para agosto de 1939, Alemania encendiera las llamas de la guerra. La cuenta de unidades armadas en Wolfsburg en esos dos años es de únicamente 94, pues para 1940 la planta se orientó a producir principalmente vehículos militares.

Al término de la contienda el factor decisivo en el éxito del Beetle fue la visión del británico Ivan Hirst, quien detectara la oportunidad de reactivación económica que resultaría el echar a andar nuevamente la maquinaria de VW para impulsar la reconstrucción de Alemania.

Habiendo comprobado las capacidades en combate de los derivados del KdF-Wagen, Hirst convenció al ejército británico de ordenar 20 mil unidades, y reabre la planta, empezando el éxito que hoy conocemos.

Un gran impulsor de este icónico auto para México fue Alfonso de Hohenlohe, empresario de origen madrileño quien fundara la primera concesionaria en nuestro país en 1955, tras atestiguar el gran interés por el Sedán en la exposición "Alemania y su Industria" y los excelentes resultados de su flotilla en la Carrera Panamericana.

Tras el arranque de armado en México a cargo de Studebaker-Packard ensamblando el Vocho con partes enviadas desde Europa, en 1964 se funda la empresa Volkswagen de México, y su planta en Puebla comienza operaciones tres años después. La confiabilidad del VW Sedán lo vuelven el favorito de los mexicanos, con lo que el primer millón de vochitos nacidos en México se alcanza en 1981.

Rey absoluto del parque vehicular nacional por décadas, con el cambio de siglo resultó cada vez más presionado por competidores asiáticos, así como opciones de la propia VW, para finalmente cesar su producción en 2003.

Para saber más, el libro "Small Wonder", de Walter Henry Nelson, es lectura de cabecera para todo apasionado del "Vochito".