Columnas Social

Las palabras tienen la palabra

Más allá de la correlación

Columna póstuma de Juan Recaredo

El tratar de motivar para usar correctamente al lenguaje tiene el propósito único de que logremos comunicarnos mejor, de manera más clara y eficiente… bueno, también tiene el propósito de ver, cada vez que sea posible, el lado amable e interesante del lenguaje, que eso es lo que más me gusta.

"Más te vale que escribas bien porque si no Ricardo te va a regañar…" es algo que escucho con regularidad cuando estoy con un grupo de personas. La verdad es que yo no ando regañando a nadie… vaya, hasta de manera consciente trato de evitar la pedantería y cuando corrijo soy discreto con eso porque entiendo que a nadie nos gusta que nos corrijan. ¡Oye, pues si yo también cometo errores, como todo mundo!

También frecuentemente me encuentro con personas que, tanto al hablar como al escribir, tratan de ser demasiado correctos y caen en un fenómeno que conocemos como ultracorrección. Yo no sé si lo hacen para "apantallar" a otras personas o para aparentar que son muy cultos, pero muchas veces en la ultracorrección se asoma la verdadera personalidad de esta gente. En otras palabras: en la ultracorrección enseñan el cobre.

El clásico ejemplo es el del mesero en un fino restaurante, cuando le pides un "vaso de agua" te responde, según él con mucha propiedad: "sí caballero, en un momento le traigo su vaso CON agua", poniendo un notable énfasis en la preposición "con" para corregirte por el disparate que según él acabas de pronunciar, porque el vaso no es de agua sino de vidrio. Imposible es, en ese ambiente, explicarle al mesero que está perfectamente bien dicho "vaso de agua", pero luego le pido un plato de sopa y ni cuenta se da de que el plato tampoco es de sopa.

Hay muchísimos casos de ultracorrección que terminar por ser errores. Otro ejemplo es el del novio que se siente poeta y le escribe a su amada novia: "Te amo demasiado" porque según él, "demasiado" expresa más cantidad que "mucho", pero en realidad, "demasiado" conlleva un sentido negativo porque es lo que está "de más"; o sea que el novio le está diciendo que la ama más de lo que debería… ¡Pues qué mal poeta me saliste!

En los medios de comunicación escucho frecuentemente -entre muchos otros- una ultracorrección, cuando dicen: "las personas se encontraban al interior del edificio", en lugar de decir: "en el interior", que es lo correcto pero según ellos, la primera manera se escucha más elegante. Y hablando de "elegancias", en el lenguaje corporativo, cuando no están usando sus anglicismos como branding, marketing, awareness -que son sus preferidos- utilizan verbos como aperturar en lugar de abrir, ofertar en lugar de ofrecer y mandatorio en lugar de obligatorio. Que conste que no los estoy corrigiendo, ¿eh? Nada más digo…

Y ahora, mi querido lector, es obligatorio que me despida de usted porque este espacio se ha terminado. ¡Hasta luego!

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios:[email protected], Twitter: @donjuanrecaredo.

ME PREGUNTA:

Nere Almaraz: "¿Qué es el zumaque?"

LE RESPONDO:

El zumaque es un arbusto que debe su nombre al color rojizo de sus semillas.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

Si respetas a tu trabajo, éste pronto te devolverá el favor.

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