Fueron vecinos los que ayudaron a la mujer de 65 años a salir del cuarto que se incendiaba. (EL SIGLO DE TORREÓN)
Cuando Josefina Díaz, de 70 años, se encontraba atendiendo a sus clientes que buscaban los refrigerios escolares, su hermana Aurora, de 65 años, comenzó a clamar por ayuda, pues el cuarto ubicado en el segundo piso se estaba incendiando.
El temor se empezó a apoderar de Josefina, quien de inmediato abandonó todo para salir a ver lo que pasaba.
"¡Llévense las cosas; después me pagan!", les gritó a sus clientes cuando salía apresurada de la tienda.
No sabía que en el cuarto estaban ya dos hombres ayudando a Aurora para que saliera de la habitación, pues la mujer tiene problemas para caminar.
"La gente me dice que gritaba muy feo, pero yo no la escuché porque ella estaba allá arriba", dice Josefina con la voz entrecortada. Sus vecinos y vecinas sí la escucharon y fueron quienes comenzaron a auxiliarlas y llamaron a los números de emergencia.
Vecinos dijeron que poco podían hacer debido a que la presión del agua resultaba insuficiente para controlar el fuego.
La mujer llora al recordar el peligro en el que estuvo su hermana, quien tuvo que ser atendida por paramédicos de la Cruz Roja y trasladada a sus instalaciones debido a la intoxicación del humo que inhaló durante el incendio.
"Lo bueno es que están bien", le dice uno de sus clientes y ella asiente con la cabeza.
Según autoridades, todo se originó por un corto circuito. Josefina dice que les robaron el medidor y no había luz en la parte de arriba, o al menos eso suponían.
EL AUXILIO
Los números de emergencia recibieron el reporte a las 8:02 horas de ayer. Bomberos, Protección Civil, Tránsito y Vialidad, Cruz Roja y Seguridad Pública llegaron en cuestión de minutos a la avenida Mina y Santiago Lavín para comenzar inmediatamente con las maniobras que les permitieran sofocar las llamas y evitar que la población circunvecina corriera más riesgos.
El fuego consumió muebles, ropa y demás objetos, además de cinco mil pesos que la septuagenaria había guardado para comprar sus lentes graduados.
La mujer refiere también que cuando salió de la tienda dejó el dinero que guarda para entregar el cambio a sus clientes, así como para surtir los productos, y ya no lo encontró. Eran otros cinco mil pesos.
Desconsolada dice que acudiría a pedir ayuda a la presidencia municipal para sus lentes, para el cableado o recuperar un poco de lo que perdieron en unos instantes.
