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Contexto lagunero

Decir 'NO' a casarse

JUAN MANUEL GONZÁLEZ

James Raymo, profesor de psicología de la Universidad de Wisconsin-Madison, escribe temas sobre el matrimonio. Comenta que los datos sugieren que muy pocas mujeres dicen “no voy a casarme”, aunque cada vez son más. “Muchas mujeres posponen y posponen y esperan las circunstancias adecuadas y entonces esas circunstancias nunca se alinean del todo y caen en la soltería de por vida” dice James.

Debemos reconocer que, en la actualidad, permanecer solteros no es tanto una postura deliberada, sino un reflejo de que el apremio para casarse ha disminuido en la sociedad. Las personas dejan la soltería a edades más avanzadas que antes.

En Japón la situación del matrimonio está dando un vuelco sorprendente. SanaeHanaoka celebró una “boda” poco convencional. Un grupo de 30 amigos de Sanae se reunió en un salón de banquetes en Tokio, para presenciar como esta chica japonesa, de 31 años, realizaba una declaración pública de su amor por su soltería.“Quería descubrir cómo vivir por mi cuenta.

Quiero depender de mi propia fuerza” dijo ella al grupo cuando les agradecía por asistir a su boda en solitario.

El porcentaje de mujeres que trabajan en Japón es, hoy, más alto que nunca. Sin embargo, las pautas culturales permanecen casi iguales respecto a las mujeres. Los varones japoneses siguen con la idea de que esposas y madres carguen con la mayor parte del trabajo doméstico, del cuidado de los hijos y muchas veces, del cuidado de los parientes ancianos. Y las japonesas, hartas de esta situación, optan mejor por no casarse, se enfocan en su trabajo y en sus libertades que empiezan a encontrar. Lo anterior pone en alerta a los políticos japoneses quienes están alarmados por el declive poblacional en su país.

Hoy, las japonesas han pasado de la obediencia ciega al hombre, a impulsoras del cambio y continúan su batalla por un espacio legal, político, económico y social que han conquistado en los últimos decenios, mucho más allá de su papel secular como responsables de la transmisión de los valores tradicionales.

Un código de conducta llamado Onna-daigaku (El Código de la Mujer) publicado en Japón en 1716 y dirigido a las jóvenes en edad de casarse y a las esposas, marcó la vida de las japonesas. El código establecía, entre otras cosas, tres caminos de obediencia ciega: a su padre si es soltera, a su marido si es casada, y a sus hijos varones si es viuda. Obediencia perpetua hasta la muerte.

Además, el código establecía siete justificaciones para la expulsión de la esposa del seno familiar: desobedecer a los suegros, ser estéril, ser habladora, robar, cometer actos lujuriosos, tener envidia, o padecer una enfermedad incurable.

Mi primer viaje a Japón fue en 1973, en esa década, en pleno crecimiento económico, las mujeres iniciaron un protagonismo real en el desarrollo de Japón, entrando masivamente al mercado laboral -aunque en su mayoría, con trabajos temporales-. Actualmente, casi el 70% de las mujeres entre 15 y 64 años, tienen empleo, pero si se casan, frenan sus carreras debido a sus responsabilidades domésticas.

Con grandes esfuerzos, las japonesas se han ganado su autoestima y forjan su independencia provocando cambios en la estructura familiar. Hasta hace varios lustros, era muy difícil para las mujeres vivir como solteras, debían casarse antes de los 25 años porque después, su valor real como novia, decaía rápidamente. Hoy, según datos oficiales, la edad media de las japonesas al casarse es de 29 años. La tasa de divorcios ha aumentado 53% tan solo en el período 1984-2002 y continua al alza. La tasa de natalidad por cada 1000 habitantes ha caído a 7.87 nacimientos. El índice de fecundidad bajó de 1.84 hijos por mujer en 1984, a 1.21, muy por debajo de los 2.07 hijos, necesarios para mantener la población.

Las mujeres japonesas solteras, con trayectorias profesionales y dinero, tienen acceso a una amplia variedad de actividades y válvulas de escape emocionales que sus madres y abuelas no tenían. Existen muchos negocios que dirigen sus servicios a las mujeres solteras.

Hay salones de karaoke para solteras, restaurantes diseñados para cenar en solitario y centros departamentales para mujeres que buscan comprar o rentar casa por su cuenta.

Ser soltera también tiene sus desventajas, SanaeHanaoka, la japonesa que realizó una boda en solitario el año pasado, comparte una vivienda con dos compañeras de casa. Cuando se siente invadida por la soledad, se pone a ver el video de su ceremonia. “Pero no quiero el matrimonio, prefiero hacer todo lo que quiero hacer, yo misma”.

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