La realidad que enfrentan los negocios hoy en México, donde predominan las empresas familiares, requiere renovar y actualizar enfoques sobre su visión y desarrollo.
Tradicionalmente, las nuevas generaciones se incorporan al negocio familiar donde, con el tiempo, van asumiendo posiciones directivas y de propiedad, con la idea de crecer y desarrollarse con esa organización.
Pero en una dinámica donde los ciclos profesionales de las personas se alargan y los ciclos de vida de los negocios se acortan, es necesario replantearse las estrategias y procesos para renovar constantemente el proyecto empresarial, así como encontrar nuevos espacios e iniciativas para el desarrollo de las generaciones siguientes.
En muchas ocasiones vemos que las empresas no logran crecer al ritmo que la familia demanda y por tanto coinciden (y en ocasiones colisionan) las generaciones y sus proyectos personales, dejando a la empresa vulnerable para afrontar sus retos.
Una respuesta muy común que se observa, ante la falta de coincidencia de los proyectos personales o ante el conflicto y la lucha por el control de la empresa, es el desmantelamiento o reparto del o de los negocios entre los familiares inconformes. La división debilita y disminuye significativamente la posibilidad de lograr su continuidad.
Emprender y gestionar con excelencia no son opcionales. Una estrategia que suele funcionar para evitar caer en las situaciones antes mencionadas tiene dos vertientes. Desde la perspectiva de la Familia Empresaria, es necesario renovar y revivir en las siguientes generaciones el espíritu emprendedor con el cual se inició el negocio familiar.
Conforme las familias pasan a una asociación de segunda o tercera generación y subsecuentes, conviene abrir espacios para que las personas con talento puedan potenciar sus capacidades y habilidades empresariales.
Lo anterior genera un doble beneficio en la familia empresaria. Primero, disminuye la lucha entre generaciones por espacios donde el talento pueda desarrollarse. Muchos conflictos se evitan al no forzar la convivencia y el trabajo en un mismo espacio. Segundo, emprender y dirigir nuevos negocios es una excelente estrategia para capacitar y desarrollar el talento futuro que las empresas del grupo necesitarán. Cuando el momento llegue, se tendrá listas a las personas que puedan asumir el liderazgo de los negocios principales.
Desde la perspectiva de la Empresa Familiar, el emprender nuevos negocios ayudará a desarrollar oportunidades de crecimiento y evitar la dependencia en un solo negocio. Hay claras ventajas cuando se cuenta con un portafolio de negocios diversificado: ante la eventualidad de cambios significativos en el entorno, el grupo familiar estará menos vulnerable al contar con múltiples fuentes de generación de riqueza. Asimismo, las reservas que los diferentes negocios puedan generar, servirán para el financiamiento de las nuevas iniciativas. De esta forma, el patrimonio familiar se solidifica y acrecienta. La mejor forma de ayudar o servir a la familia será multiplicar las fuentes de generación de riqueza.
Si antes había la duda sobre incorporar a todos los hijos e hijas al negocio familiar, y si debía fomentarse un emprendimiento desde la empresa familiar, hoy ambas cosas son necesarias, pero con orden: si se incorporan los hijos, que verdaderamente sea para aportar talento y capacidades. Tampoco hay duda de la necesidad de tener alternativas de nuevos negocios, ya que los entornos cada vez son más volátiles e inciertos, y hacer estos procesos de manera adecuada, se vuelve fundamental.
Profesor del área de Factor Humano y director del Centro de Investigación para familias de Empresarios CIFEM-BBVA de IPADE Business School.
