El jamaiquino asistió al evento México Siglo XXI organizado por Fundación Telmex Telcel en el Auditorio Nacional para 10 mil becarios de todo el país. (CORTESÍA)
Usain Bolt a los 10 años sólo iba a la escuela, jugaba futbol en las calles o en su casa, regresaba, cenaba con su familia y veía televisión.
Así describe su vida cuando era niño el velocista poseedor de 8 medallas olímpicas y 11 mundialistas.
El jamaiquino asistió al evento México Siglo XXI organizado por Fundación Telmex Telcel en el Auditorio Nacional para 10 mil becarios de todo el país, compartiendo con ellos su amor por la competencia, algo que lo apasiona porque quiere que otros quiera ser como él.
Aunque reconoce que de pequeño era flojo, dice haber podido cambiar gracias a la exigencia de su padre y su entrenador, pues fue lo que al final terminó por negociar su trabajo y averiguar cuáles eran sus capacidades, mismas que iba aumentando con los años.
“El trabajo funciona, no lo podía creer; en el momento que te acuestas y cierras los ojos, te das cuenta de lo que logras porque no puedes dejar de sonreír”, relata.
Bolt asegura que el no darse por vencido fue gracias a su “coach” porque “no sólo quería la medalla olímpica(...) no quería límites, deseaba mucho más aunque la gente le decía ‘no lo vas a lograr’, lo hacía”.
En su carrera récord de 9 seg y medio, relata que para él parecían mucho más, pues veía de un lado de otro y hasta podía saber lo que estaba pensando, “para mi parecían 10 minutos”, dijo.
Para terminar, compartió qué era lo mejor de ser Usain Bolt, diciendo: recibir mensajes por haber inspirado a otros y tener muchas cosas gratis, “es bonito, ¿apoco no?”, comenta entre risas.
