El presidente egipcio consideró inaceptable que se culpe a los musulmanes de la oleada terrorista.
La Cumbre de la Organización de Cooperación Islámica (OCI) que se realizó en La Meca rechazó el terrorismo, manifestó su solidaridad al pueblo palestino y destacó la necesidad de buscar la estabilidad y de abrir espacios de inversión para impulsar el desarrollo de los países de la región.
Durante el cónclave, que se llevó a cabo la noche del viernes, el presidente egipcio Abdel-Fattah El-Sisi, consideró inaceptable culpar a los musulmanes por el terrorismo y llamó a todos los Estados islámicos a combatir ese flagelo.
"Es inaceptable (...) tratar de imponer el terrorismo y el extremismo en nuestra noble religión", señaló El-Sisi, quien consideró que el terrorismo es el principal desafío que enfrentan los países musulmanes y el mundo en general, de acuerdo con la agencia oficial saudita SPA.
"Egipto ha tomado la iniciativa y ha pedido a todos que intensifiquen los esfuerzos para eliminar este fenómeno por completo, y se nieguen a conectarlo con una religión, cultura o raza en particular", sostuvo.
La cumbre de la OCI emitió una declaración en la que sus países miembros denunciaron al terrorismo, el extremismo y el fanatismo en todas sus formas y manifestaciones, propuso promulgar leyes para contrarrestar ese flagelo y rechazó cualquier intento de vincularlo con una nacionalidad o religión.
Los Estados islámicos condenaron todas las formas de intolerancia y discriminación basadas en la religión o la raza, y subrayaron la importancia de "apoyar a aquellos musulmanes en naciones no islámicas que sufren persecución, injusticia, coerción y agresión".
El documento resaltó también la necesidad de trabajar para enfrentar los desafíos políticos, económicos y culturales que enfrentan los miembros de la OCI, así como para preservar la seguridad y la estabilidad en la región y abrir espacios de inversión y desarrollo sostenible.
Asimismo, la OCI manifestó su "solidaridad con el pueblo palestino en su lucha contra la ocupación y su derecho a una vida digna" como un Estado soberano con Jerusalén como su capital, y reconoció los esfuerzos de los países islámicos para poner fin a la ocupación israelí de los territorios árabes y palestinos.