El señor René Hernández canta en las calles del Centro. (FERNANDO GONZÁLEZ)
"De repente consiguen bocina y hasta le dicen a uno que no le pueden bajar el volumen", así nos cuenta René Hernández, un veterano cantante de la ciudad la situación que atraviesan tanto él como sus compañeros al intentar amenizar espacios públicos con la voz y la guitarra.
Don René no puede contarnos con exactitud cuándo la situación se tornó del todo negativa para los cantantes urbanos, lo que sí puede asegurar es que hace un año las respuestas no solían ser del todo negativas.
"La gente empezó a hacer sus panchos y en realidad uno no entiende el porqué" comenta el señor Hernández, haciendo mención de lo que él piensa llegan a ser las envidias de algunos compañeros.
Llega a la conclusión anterior porque desde su punto de vista "le dan chance nomás a los que quieren, a los que caen bien", es decir, los negocios ya hacen sus elecciones.
Asimismo, dice que en varias ocasiones primero le tienden la mano, "pásele" pero momentos después al empezar a tocar les dan la negativa y les piden salir.
Él comprende que para darle la oportunidad tienen primero que oír cómo se desarrolla, pues para él, como es como un empleo en el que si no pasas las pruebas, no sale.
Sin embargo, él se muestra frustrado porque las negativas se reducen al "no, no, no doy chance" en lo que Don René considera una actitud déspota, por lo que todo está muy triste.
OPORTUNIDAD EN LA CALLE
Mientras Don René nos cuenta su historia, asegurando que hasta de lugares públicos los corren, también cuenta que la gente a veces llega sola, y el tiempo le da la razón.
Estando en la Plaza de Armas, una persona le pide las mañanitas para un compañero.
En poco más de tres minutos finaliza la canción, mojan al cumpleañero y nos confirma "las calles terminan siendo la última opción (y) esto de quejarse de los negocios, no quiere decir que uno se va a estancar".
La llegada de trabajo cambió el semblante de Don René, quien a ritmo de La Puerta Negra de Los Tigres del Norte, nos explica que "lo que habla uno es lo que es" por eso, "ando acá jalando, a la deriva de Dios, de que ponga buena voluntad a las personas", puntualiza.