Pascal Ackermann celebra tras cruzar la meta en la primera posición. (EFE)
Pascal Ackermann impuso su fuerza en el embalaje final para superar a Fernando Gaviria y llevarse la victoria en la quinta etapa del Giro de Italia.
En una jornada pasada por la lluvia, no hubo cambios en la clasificación general: Primoz Roglic retuvo el liderato.
Claramente superior, Ackermann atacó a Gaviria (UAE Team Emirates) y al francés Arnaud Demare (Groupama-FDJ) al final del recorrido bastante llano de 140 kilómetros entre Frascati y Terracina.
"Fue una especie de doble embalaje", dijo Ackermann. "Tuve que frenar cuando quedaban 250 metros, pero por suerte Gaviria fue el individuo para perseguir. Dio miedo todo el día bajo la lluvia. Toda la etapa fue de miedo y el embalaje dio miedo porque no podías ver bien. Y hizo frío durante todo el día".
La lluvia fue tan intensa que los organizadores decidieron descartar los tiempos para la llegada en Terracina antes del circuito final de nueve kilómetros para evitar el tipo de accidente que marró la cuarta etapa el martes. Esa caída provocó que el pelotón se rompiera a la mitad a falta de seis kilómetros para la meta, permitiendo que Roglic sacara valiosos segundos sobre sus adversarios.
También provocó que el holandés Tom Dumoulin, el campeón del Giro en 2017, abandonara la carrera en el primer kilómetro de la etapa del miércoles debido a que no podía con el dolor tras lastimarse la pierna izquierda en la caída.
"Vine para una aventura de tres semanas y quería terminar y no siento ganas de regresar a casa", dijo Dumoulin. "Dentro de dos días estaré en condiciones de correr cuando merme la inflamación".
Roglic, dueño de la casaca rosada de líder desde que se impuso en la contrarreloj que puso en marcha el Giro el sábado, mantiene una diferencia de 35 segundos por delante del británico Simon Yates, de 39 por encima del favorito local Vincenzo Nibali y de 44 sobre el colombiano Miguel Ángel López.
