Tania es elemento de Fuerza Caoahuila y madre de una niña de 7 años de quien busca ser su mejor ejemplo. (EL SIGLO DE TORREÓN/EDITH GONZÁLEZ)
"Cuando sea grande, quiero ser policía como tú mamá", le dijo orgullosa su hija de siete años, a Tania Azucena, quien es elemento de Fuerza Coahuila de Matamoros. La mujer sintió que el corazón se salía del pecho.
Tania tenía 15 años cuando dio a luz a su única hija y aunque era muy joven dimensionó la responsabilidad que esto traía consigo.
Abandonó momentáneamente su sueño de convertirse en antropóloga forense para dedicarse al cuidado y crianza de su hija y pocos años después se convirtió en proveedora principal de la familia.
Trabajó en comercios y maquiladoras, pero el ingreso era insuficiente, además que a su trabajo le hacía falta algo de adrenalina. "Siempre he tenido el gusto por ayudar a las personas, por estar al pendiente de lo que pasa, desde muy corta edad me gustaba investigar, me llamaba la atención ver accidentes, de niña jugaba a ser policías, pero mi sueño era ser antropóloga forense, estudiar una carrera ya no era una opción, pero cuando cumplí 17 dije, 'voy a ser policía'", dice.
La realización profesional y la maternidad no siempre empatan, a menudo las mujeres tienen que verse en la necesidad de elegir entre una y otra o bien, sacrificar momentáneamente alguna de estas.
Tania tuvo que separarse por un tiempo de su hija. Desde la Academia de Policías, pasaban semanas sin que le permitieran salir y una vez graduada, fue enviada a Matamoros a laborar.
- "Ya mami, ya renuncia, ya vente para acá"- le dice la niña cuando hablan por teléfono.
-No, hija ¿A ti no te gusta que tus amiguitos te pregunten en qué trabaja tu mamá y tú les digas que es policía?.
- Sí, mami.
-¿A poco tú ayudas a niños, mami?.
-Sí, hay niños que necesitan de nosotros y muchos accidentes a donde nosotros vamos.
-Yo cuando sea grande, voy a ser policía.
Son seis meses los que debe permanecer en este municipio y si su expediente es impecable, puede regresar a su ciudad de origen.
