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HACER DE LOS NIÑOS HOMBRES DE BIEN

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Toda persona tiene derecho a la educación (Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 26, 1). ¿Pero quien es el responsable de la educación?

Mañana se celebra el Día del Niño con mensajes huecos, pero sin darles en realidad la importancia primordial que les corresponde dentro de la educación.

La reforma educativa tiene muchas voces a considerar (sindicatos, gobiernos, ideologías), pero no se escucha la voz de los niños. Los medios informativos y de entretenimiento son contaminados con verdaderos venenos para la niñez; la legislación influenciada por ideologías anti vida y anti familia construyen verdaderos sepulcros para los niños. Las políticas públicas abandonan la protección a la niñez y fomentan la ignorancia, el control y la manipulación mediática y política. El papel primordial de los padres en la educación está siendo usurpado por otras instancias sobrepasando los límites de la subsidiariedad.

Principio 7 de La declaración de los Derechos del Niño: "El niño tiene derecho a recibir educación que será gratuita y obligatoria por lo menos en las etapas elementales. Se dará una educación que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de igualdad de oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de responsabilidad moral y social y llegar a ser un miembro útil de la sociedad".

Y el no. 1 del documento del Vaticano II, "Gravissimum educationis", señala: "Todos los hombres, de cualquier raza, condición y edad, por poseer la dignidad de la persona, tienen derecho inalienable a una educación que responda al propio fin, al propio carácter, al diferente sexo, y acomodada a la cultura y a las tradiciones patrias, y, al mismo tiempo, abierta a las relaciones fraternas con otros pueblos, para fomentar en la tierra la unidad verdadera y la paz".

Se entiende que las instancias responsables de la educación son muchas y no se pueden reducir al clásico de: Padres, Estado e Iglesia, sino que es necesaria una colaboración entre padres, poderes públicos, grupos ideológicos, profesores y alumnos, sabiendo que no todas operan del mismo modo y sobre los mismos aspectos. Ciertamente, los niños no deben ser el botín entre las diversas instancias, sino el común denominador que unifique los proyectos educativos y coordine las acciones y defina las funciones de cada uno.

El primer lugar en esta responsabilidad recae en los padres que tienen el derecho y el deber de escoger el proyecto educativo que juzguen más adecuado.

El papel de los poderes públicos es garantizar el derecho de todos a la educación, hacer una programación general de la enseñanza con participación efectiva de las personas y sectores comprometidos en ella, inspeccionar y homologar el sistema educativo para garantizar el cumplimiento de las leyes. Sin embargo, actualmente en nuestro país, se están excluyendo a los padres y a los niños de la programación de contenidos y se está dando demasiada preponderancia a las ideologías y a los sindicatos de maestro con claro detrimento de la educación.

La formación de una auténtica comunidad educativa tiene que buscar integrar las diversas instancias de responsabilidad. ¿Cuáles son los rasgos que en todo caso se deben exigir en la educación?

• "Preferentemente crítica". Los valores vigentes no se transmiten acríticamente.

• Educación como "servicio" a la comunidad humana, eliminando el peligro que corre actualmente de convertirse en "instrumento de poder".

• En ambiente de igualdad ("igualdad de oportunidades"), de respeto ("pluralismo ideológico"), y de corresponsabilidad participativa ("forma de autogestión"), desechando el modelo de educación "autoritaria" que amenaza al país.

• Una educación proyectada hacia el futuro y en permanente renovación rompiendo así la ataduras del inmovilismo.

Los niños siempre están sorprendiéndonos y las nuevas tecnologías tendrán un papel preponderante en la transmisión de contenidos que aún no podemos prever. El retraso educativo que nos negamos a solucionar los adultos será superado creativamente por los niños. El control de las plazas de trabajo y de la certificación de estudios son aún fuertes limitantes al autoaprendizaje de quienes buscan naturalmente conocer la verdad. Los ilimitados recursos de la red aún cuentan con muchos distractores que limitan procesos educativos serios. En los medios encontramos sabios que de otra forma sería imposible conocer y que satisfacen la sed de conocimiento que todo espíritu humano tiene por el simple hecho de ser humano; sin embargo, los padres de familia y maestros siguen siendo necesarios siempre y cuando cambien también sus procesos de formación y asuman su papel de guías, testigos y ejemplo a seguir. ¿Cómo hacer de las redes, la tecnología y el internet una herramienta útil de aprendizaje? ¿Cómo elaborar un nuevo proyecto educativo desde la pantalla que no sea pérdida de tiempo? ¿Quién certificará los aprendizajes?

Una nueva humanidad se está gestando en este cambio de época y los niños de hoy son los constructores de ella. Pero la necesaria conexión con formadores (padres y maestros) deberá aportarles sentido profundo de vida, alegría de vivir y formación integral y profundamente humana y espiritual, más que satisfactores materiales. Nuestros niños requieren de padres y maestros que sean la sal y el sazón a la vida, sabios que rechazan valientemente ateísmos, desviaciones, ideologías destructivas y herrados laicismos y formen en ellos verdaderas hombres de bien.

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