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LA COLUMNA DEL PERRO

FAMILIA SILVA

M.V.Z. Miguel Dávila Dávila

Aunque pasen los años, uno recuerda a los pacientes y a sus propietarios, en especial más a unos que a otros. Uno de los que recuerdo de cuando en cuando es a "Waldo", un ejemplar macho poodle, propiedad de la Familia Silva, sin dejar de mencionar por supuesto a "Luca" y a "Tobi", también de su propiedad.

Los Silva, una familia peculiar y luchona, compuesta por mi colega, el Dr. Héctor Alejandro, su esposa, la señora Ma. Manuela, a quien cariñosamente le decimos señora Mely, y sus hijos, Manuel Alejandro y Frida María, a quienes conocí hace casi 20 años, pues vivieron durante muchos años en la colonia Las Torres por el oriente de la ciudad.

Me llamó siempre la atención lo educado de sus hijos y la entrega de la señora Mely hacia su familia, pues por aquellos entonces, estaba sola con la responsabilidad de la crianza y atención de sus retoños, debido a que su esposo, el Dr. Héctor Alejandro, trabajaba en Puebla, ella estaba aquí en Torreón con sus hijos y viajaba de cuando en cuando a visitar a su esposo a aquella bella ciudad.

El perrito en cuestión, el cual fue el pretexto perfecto para empezar el trato con la Familia Silva, como les decía, fue un ejemplar macho poodle, que estando cachorro fue afectado por la terrible enfermedad que hasta la fecha tiene asolada a la región, me refiero al moquillo, después de detectar este padecimiento ocasionado por un virus y que había entrado en el cuerpo de "Waldo" nos aprestamos tanto sus dueños como yo a dar la gran batalla contra esta terrible enfermedad que afecta tanto el aparato respiratorio, digestivo y al sistema nervioso provocando tics y parálisis.`

Por suerte, "Waldito" tuvo como dueña a la señora Mely, quien como en todo lo que hace, se entrega en cuerpo y alma, y en esa ocasión, no fue la excepción y se dedicó al cien a la atención, cuidados y tratamiento de su querido "Waldo", llevando hace 20 años una bitácora por demás detallada del tratamiento de los avances y retrocesos de esta desgarradora enfermedad.

Gracias a Dios y a su dueña, "Waldito" salió adelante viviendo una larga y plena vida siempre con los cuidados de su dueña, quien tenía otros dos poodles, compañeros también. Al tiempo, se cambiaron a radicar a Puebla y de cuando en cuando venía a Torreón y traía a revisión a sus perritos con su bitácora detallada sobre "Waldo", llamando también desde allá, una que otra vez, para preguntar alguna duda respecto a algún cambio en la salud de su querido compañerito.

Años después, regresan a Torreón con sus hijos y con sus perritos debido a que sus retoños tenían edad de hacer la carrera universitaria en esta ciudad, pero como el tiempo es implacable y no perdona a nadie, los años se nos acumularon a todos, "Waldo" cumplió su ciclo en este mundo y partió muchos años después. Su esposo y colega, regresa a Torreón después de haberse jubilado a integrarse con su familia, y ahora ya se hicieron orgullosamente abuelos de una hermosa niña llamada Frida Sofía, y tiene la señora Silva "full house", pues tiene que cuidar con mucho gusto y amor a su nieta, a sus hijos, a Ringo y Tomás, y de pilón, a un niño grande que es su esposo.

Que increíble cómo se pasa el tiempo y cómo inventa este a veces cosas y obstáculos para no ser feliz.

La vida me ha enseñado que el disfrute es el camino y no la meta y en el camino, repito, tuve la suerte de conocer y tratar no sólo en el ámbito profesional a esta excelente familia de quien me considero agraciado al recibir de ellos muchas muestras de aprecio.

Y ahora, para terminar, una gota de filosofía: Yo soñaba con la vida y la vida era todo aquello que a mí me rodeaba.

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