Considerado una de las figuras más destacadas del Barroco e influyente de la música occidental y universal, Georg Friedrich Händel nació el 23 de febrero de 1685 en Halle, Brandenburg, Alemania; su invaluable legado quedó plasmado en varias de sus creaciones, entre las que destacan El Mesías y Hallelujah.
De acuerdo con sus biógrafos, fue hijo de un barbero y cirujano de la corte, quien pretendía que se formara en la carrera de leyes, sin embargo, fiel a sus intereses el artista siempre mantuvo una postura ad hoc con sus motivaciones musicales.
Parte de su educación musical la obtuvo en la Universidad de su localidad natal, donde fue alumno del organista Friedrich Wilhelm Zachau. Poco tiempo después se le concedió el puesto de organista en la catedral de Domkirche, trabajo a partir del cual se dedicó exclusivamente a la música.
Se trasladó a Hamburgo en 1703, lugar en el que se desempeñó como violinista de la orquesta de aquella ciudad; por su destacado talento y creatividad no tardó en componer sus primeras óperas, entre ellas Almira. Händel viajó a Italia y se dejó atrapar por el estilo musical de ese país.
En Roma trabajó como músico del palacio del príncipe Fernando, hijo y heredero del duque de Toscana, quien años atrás fue quien lo invitó a conocer Italia, donde compuso muchos de sus trabajos italianos más importantes.
Durante esta época conjugó sus conocimientos e influencias tanto alemanas como italianas, creando un estilo propio, fruto de ello son las óperas Rodrigo y Agrippina.
Händel creció rápidamente y fue ampliamente reconocido, de ahí que el marqués Rúspoli lo relacionó con lo mejor de la aristocracia y de la intelectualidad.
En 1710 regresó a Alemania y se le nombró maestro de capilla de la corte del Elector de Hannover, mismo que dejó al poco tiempo para viajar a Inglaterra, donde fue presentado a la reina Ana y se dio a conocer como autor de óperas italianas.
Se le encargó la composición de una ópera, Rinaldo, que fue estrenada con gran éxito. Händel siempre buscó la grandeza en sus composiciones, de forma que atrapó al público de la época sorprendiéndola con sus decenas de óperas, oratorios, conciertos barrocos y música sacra e incidental.
Su antiguo patrón el Elector de Hannover, se convirtió en el rey de Inglaterra, bajo el nombre de Jorge I, por lo que el compositor alemán reanudó la comunicación con él, ya que al abandonar su antiguo puesto rompió su relación.
Después de una buena época de éxitos, Händel se vio envuelto en una serie de rumores que fueron afectando su imagen y carrera.
Sufrió un ataque de parálisis que le afectó el costado derecho, lesionó el cerebro y atrofió su mano derecha. Su depresión fue tan grande que se negó a curar, sin embargo, algunos de sus amigos consiguieron que lo atendieran médicos y su recuperación fue milagrosa. De inmediato, reinició su trabajo musical.
El compositor vio una oportunidad en la creación de oratorios, así en 1741 creó una de sus obras más famosas El Mesías, conformada por temas extraídos de la Biblia y textos en inglés. La pieza ha trascendido modas y épocas.
La música de Händel alcanzó grandes alturas y sus coros son de una grandiosidad insospechada. Wolfgang Amadeus Mozart decía de Händel: "Presiente el efecto mejor que todos nosotros; cuando desea, golpea como un rayo". Y Ludwig van Beethoven afirmaba: "He aquí la verdad".
En 1750 Händel comenzó a perder la visión y al año siguiente quedó ciego por completo. En 1759, mientras interpretaba El mesías, en órgano, sufrió un desmayo y fue el 14 de abril de ese año cuando murió. Su cuerpo fue sepultado en la Abadía de Westminster.
