-¡QUÉ INVERNAL NOS SALIÓ ESTA PRIMAVERA!
Así dice don Abundio el del Potrero.
En efecto, estos días han sido de viento y de neblina, fríos.
Cuando el clima estaba así los de mi generación decíamos antes:
-La tarde está motelera.
Ahora decimos a lo más:
-La tarde está tequilera.
Ha cambiado el tiempo, y con el tiempo hemos cambiado nosotros. Ya nada es como antes. Dijo un señor:
-Yo conocí París. ¡Qué recuerdos guardo de aquella época!
Le preguntó un muchacho:
-¿Cuándo París todavía era París?
-No -suspiró con tristeza el señor-. Cuando yo todavía era yo.
Pese a todo a mí me gustan estos días nebulosos. Me ayudan a disipar las nieblas del olvido y a hacer que la memoria traiga al presente cosas del pasado.
Los días de sol son para hacer recuerdos.
Los días de neblina son para recordarlos.
¡Hasta mañana!...