Comunidad. Espericueta trabaja con niños y jóvenes en varios talleres de La Laguna. (EL SIGLO DE TORREÓN / Roberto Carson)
Desde un lugar en la colonia Jacarandas, un sector con calles en serpentina, el artista gráfico Santiago Espericueta trabaja rodeado de herramientas y expresiones que conforman instantáneas del imaginario de La Laguna.
"Dicen que allá atrás vive Pedro Muñoz y otro amigo dice que por allá tenía su casa el Doctor Wagner", comenta apuntando en varias direcciones cuando el sol apenas bajaba.
"Vampiro", como también es conocido, afirma que precisamente son los dichos el punto de partida en su interpretación hacia la gráfica.
Lo que se habla en calle, lo que se dice en los cerros y lo que se cuenta en las colonias del primer cuadro de la ciudad, lugares a donde ya nadie quiere ir a pesar de contar con museos y centros comunitarios.
Espericueta plasma lo que cosecha a través de su interacción con las personas que conoce a diario y los paisajes urbanos por los que transita. Justo ahora está por terminar un mural con un grupo de jóvenes que integran un taller en La Jabonera, al poniente de Torreón.
"Trabajo en la iconografía que tiene que ver con Coahuila y sus alrededores", explica al mostrar ilustraciones de su obra en torno a la banda sonora del documental "A morir a los desiertos" sobre los Cardencheros de Sapioriz, proyecto en el que colaboró con el músico y productor Indho Alakrán.
"Vampiro" es parte de la generación de jóvenes artistas forjados en el taller de El Chanate, allí aprendió sobre el grabado, el arte de la gráfica y sobre todo, a crear lazos recíprocos de comunidad.
ARTE Y CONCIENCIA
"Si el director de un museo no sabe el nombre de quien vende afuera las gorditas, ya desde ahí estamos mal", comenta mientras describe las relaciones de la población artística en La Laguna, donde percibe aires de elitismo, como en todo.
"El arte urbano y el grabado, mezclados, te dan la potencia de una idea muy gráfica y la idea de lo comunitario, el poder de tomar una pared o un muro y hacerlo tuyo".
Cuenta, por ejemplo, que hay artistas que prefieren "lo más bonito o bohemio", elementos universales del arte, pero él logra encontrar en la naturaleza urbana lo necesario para crear conciencia y de paso atesorar las historias de la gente común.
Reconoce que no es un artista callejero, pero tampoco uno de caballete, por lo que es posible encontrar su arte desde la Morelos, la pared de una peluquería o hasta en una playera que le encantó a Jared Borgetti, dicen.
A "rodar" con el Chanate
Gracias a un artefacto diseñado en el taller de gráfica, los ilustradores han recorrido desde Oaxaca en México hasta las calles de Cuba, donde percibieron una gran aceptación de la gente a los pequeños grabados en los que estaban trabajando.Esta invitación vino de parte del artista Demián Flores cuando vio el triciclo de El Chanate en acción al sur del país. La herramienta permite acercar a los niños y gente interesada a conocer de principio a fin el proceso para terminar un grabado y al final puede llevárselo.
Este concepto nació con el objetivo de brindar un sentido de valor y propiedad a los elementos artísticos.
