Doña Leo ni suda ni se acongoja. Deja las preocupaciones para los más jóvenes e inexpertos. Su longevidad le ha enseñado que solo su dios sabe qué ocurrirá con el volcán Popocatépetl.
Sentada en la plaza principal de Ecatzingo, municipio mexiquense en el que sus 12 mil habitantes están en riesgo potencial ante una eventual erupción, dijo a quien le pregunta que no saldrá de la tierra donde nació hace 93 años.
"No pasa nada, yo me voy a quedar, aquí nací y aquí me voy a morir", contestó casi a gritos porque ya no escucha bien. Así fue en 2000, cuando casi todos los habitantes de Ecatzingo fueron evacuados por la actividad eruptiva de la 'montaña que humea', significado en náhuatl del Popocatépetl. En esa ocasión se quedó en su casa mientras los residentes de las comunidades cercanas al Popo salieron hacia los albergues.