Declarada en insolvencia en noviembre pasado, la Corporación Geo fue declarada finalmente en quiebra por un juez federal en medio de una sorda disputa de un grupo de bancos por los activos de la promotora de vivienda que administraba una sociedad integrada con una alianza entre Banorte, Capital Inmobiliario y Pronacap.
De hecho fue el banco encabezado por Carlos Hank González quien solicitó la quiebra, lo que coloca al síndico a nombrarse como responsable de la piñata.
El banco había capitalizado a la firma a su salida de un concurso mercantil con 3 mil millones de pesos, a cambio de endosársele 56.7% de las acciones cuya mayoría detentaba Luis Orvañanos.
A su vez, CitiBanamex, Scotiabank, Inbursa, Santander y Nacional Financiera pusieron en la mesa otros 500 millones.
La apuesta mayoritaria de Banorte se sustentaba en su condición de principal acreedor, con créditos pendientes de pago por 14 mil millones de pesos.
La catarata de débitos bancarios de Geo se derivaba de la compra febril de terrenos de reserva en zonas sin servicios que, a la llegada del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, se volvieron inútiles, elefantes blancos, tras un cambio radical de reglas.
La perspectiva, en el marco de la búsqueda de lo perdido lo que aparezca, hablaba de una acción común de los acreedores para enajenar las casas y terrenos, continuar los proyectos en marcha y de pasadita construir 25 mil casas anuales.
Al efecto se crearía una sociedad entre las firmas señaladas, en la que participaban los empresarios Juan Carlos Braniff Hierro y Fernando Chico Pardo.
El primero fue nombrado director general de lo que derivó en la Sofom Sólida-Banorte, manteniéndose apenas unos meses en el cargo, sustituyéndolo Juan Carlos Díaz Avello.
La operación de la firma conjunta, sin embargo, se resguardaba desde la Dirección General de Crédito y Riesgos de Banorte, encabezada por Guillermo Chávez, a quien por sus problemas de salud debió sustituir Carlos de la Isla, hombre de confianza del presidente del banco.
Sin embargo, justo a la declaración de insolvencia de la Corporación Geo, los bancos de enfrente habían planteado una demanda ante el juzgado civil 36 de la Ciudad de México, acusando a Banorte de apropiarse de los mejores terrenos.
En la disputa está uno en que se construiría la mayor de las unidades habitacionales, valuado en 2 mil 328 millones de pesos.
Entre los esqueletos que dejó en el clóset Corporación Geo está una emisión de Certificados Bursátiles cuyos intereses se quedaron a deber.
La pelea por el cascarón.
BALANCE GENERAL
La posibilidad del Plan Nacional de Desarrollo parte de una apretada ruta crítica que pareciera misión imposible. Iniciadas el 1 del mes las consultas por parte de algunas secretarías, éstas se cierran el 15 de abril.
Dos semanas después, se plantearía vía el documento final a la consideración de la Cámara de Diputados, quien tiene como plazo el 30 de junio para aprobarlo.
Un mes después se publicaría en el Diario Oficial de la Federación. Tradicionalmente, el texto llegaba planchado al recinto legislativo.
Los ejes centrales son justicia, Estado de derecho, bienestar y desarrollo económico.
A su vez, se plantean como ejes transversales inclusión e igualdad sustantiva; combate a la corrupción, y mejoras de la gestión pública, además de territorio y desarrollo sostenible.
SÍ, PERO NO
Hace unos días, en otro desplante ajeno a la ortodoxia, el presidente Andrés Manuel López Obrador volvió a tocar el tema de la fusión entre las cadenas Disney y Fox, reiterando que sería lamentable que se impidiera a los aficionados ver el futbol en televisión abierta.
El caso es que, como le adelantábamos hace unos días, el Instituto Federal de Telecomunicaciones siguió la ruta de Brasil, es decir, le dio el sí a la concentración a cambio de que se vendiera la división de deportes de Fox.
Estamos hablando de tres canales que transmiten por televisión de paga.
El problema, ahora, sería ubicar comprador.
