Todo lo que comemos influye, para bien y para mal, en nuestra memoria. (ARCHIVO)
El chocolate negro puede ser casi una medicina para las personas olvidadizas por sus antioxidantes, sobre todo sus flavonoides. Pero no vale cualquiera: si contiene demasiadas grasas saturadas o azúcares añadidos, los efectos perniciosos son mayores que los beneficios. Dicho esto, fíjate en la etiqueta...
Opta por el que tenga un alto porcentaje de sólidos de cacao; no de manteca de cacao, que se denomina también aceite de theobroma y se elabora con la grasa que envuelve las pepitas. Tiene mucho sabor, pero pocos flavonoides. Si no ves esta diferencia en el envoltorio, sospecha si tiene muchas grasas.
SIN LÍQUIDOS, TU MENTE SE HACE PEQUEÑA
El cerebro, como los músculos y los riñones, contiene más concentración de agua que el resto del cuerpo.
En los meses fríos bebemos menos líquidos. Y aunque es lógico, por aquello de que no sudamos, hay que tener en cuenta que las calefacciones pueden "resecarnos" por dentro y por fuera. Nuestro cuerpo es, en un 70%, agua.
Y lo mismo ocurre con nuestro cerebro, en donde el elemento predominante es también el líquido. Por eso, cuando no tomas todo el que necesita, te encuentras más irritable, te duele la cabeza, te vuelves más lento de reflejos y te acuerdas peor de las cosas. Dicen muchos estudiosos que eso, ir más lentos al pensar, recordar o decidir, ocurre ya con una deshidratación leve, de tan solo un 2%.