Perdón si se decepciona, pero no se refiere a la promesa de AMLO que al sentarse en la silla presidencial dijo que la corrupción desaparecería como por encanto, no, es algo más modesto, pero esperanzador, sobre todo, para los que hemos padecido la enorme corrupción, abandono de las autoridades, la violencia, inseguridad, falta de servicios municipales, agua, pavimento, alumbrado, limpieza, etc. Hoy concretamente hablaremos de los dos casos más recientes con la esperanza de que no sean los últimos.
Primero, la detención del exgobernador interino de Coahuila en Puerto Vallarta, que como decía una caricatura, ¿a quién se le ocurre salir del estado, cuando después de cinco años de búsqueda nadie lo había visto ni siquiera cuando estuvo hospitalizado de urgencia en Saltillo?
El segundo caso es del extesorero de los tiempos de Olmos, en el que quedó comprobado que "no se le pedían peras al Olmos", nos referimos al que juntaba todos los ingresos del municipio y los metía, según él, en una licuadora y de ahí iba sacando «para lo que se ofreciera».
Dejando a un lado lo anecdótico y casuístico, aquí es donde puede renacer la esperanza para los que somos simples ciudadanos de a pie, si bien el caso del exgobernador fue la justicia estadounidense quien le echó mano y tuvo que actuar el Gobierno federal, ya que el estatal se disculpó diciendo que nunca nadie le había solicitado su intervención para localizar y/o detener al aludido, la orden de aprehensión se pudo llevar a cabo en contra de este individuo.
Ahora veamos el segundo caso, el del secretario de finanzas del municipio de Torreón, quien a pesar de que se estaba aplicando un cobro de impuestos ilegal, pues así fue determinado por el Poder Judicial de la Federación, se siguió aplicando y, además, se negó la devolución de este cobro indebido dando en su momento una serie de excusas triviales, como, por ejemplo, cuando dijo que "la ley" había sido aprobada por el Congreso del Estado.
Si en este país, los políticos, sus partidos, que son franquicias explotables por los dueños de los mismos, nos aplican sus leyes que aprueban por medio de sus diputados y las ejecutan por medio de los órganos de Gobierno municipal o estatal y hasta federal, que también son de ellos y nos tienen a nosotros como simples siervos que estamos para callar y obedecer, pues según ellos son nuestros jefes, cuando es al revés, ellos son los mandatarios (servidores) que deben acatar lo que nosotros que somos los mandantes requerimos, resalto lo de ELLOS, pues a los ciudadanos nos han dejado de lado desde hace más de 90 años.
Aquí queda lo que el articulista Gabriel Zaid publicó ya hace unos ayeres en El Siglo de Torreón el 31 de mayo de 2004, en el artículo Vigilancia Ciudadana: «Cada ciudadano (civilizadamente, con ánimo de apoyo a las autoridades y ganas de que lo hagan bien) debe asumir que las autoridades están para hacerle los mandados, no al revés. Esto es literalmente la democracia. Y, para hacerla efectiva cotidianamente se necesitan mecanismos externos que permitan a cualquier ciudadano vigilar, proponer y denunciar.»
Eso fue lo que pasó en el caso del extesorero, un grupo de ciudadanos protestó, denunció y hasta se amparó y después de cinco años o más se logró que se aplicara la ley. De ahí la importancia de construir ciudadanía y que todos dejemos de ser simples habitantes de esta sufrida Comarca Lagunera y actuemos como ciudadanos cumpliendo con nuestras obligaciones, pero exigiendo nuestros derechos y vigilar al Gobierno municipal, al Gobierno estatal, al Congreso del Estado y al Poder Judicial, que vigile que se acaten las leyes y se apliquen correctamente, mismas que hace el Congreso y la aplica el Ejecutivo.
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