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Los últimos hablantes

En 2015 sólo 6.5% de los 121 millones de mexicanos hablan una lengua originaria

Herederas. Ignacia y Esperanza sólo hablan el diidxazá, no fueron a la escuela, pero eso no les impidió dedicarse al comercio en un contexto bilingüe. (EL UNIVERSAL)

Herederas. Ignacia y Esperanza sólo hablan el diidxazá, no fueron a la escuela, pero eso no les impidió dedicarse al comercio en un contexto bilingüe. (EL UNIVERSAL)

AGENCIAS

El 6 de febrero, por primera vez en 3 mil años, en Santa María Nativitas Coatlán el acta de elección de las autoridades comunitarias se escribió y publicó en ayuujk, como llaman ellos al mixe, su lengua materna.

Esa también, afirmaron sus habitantes, fue la primera vez que como pueblo ejercieron en pleno sus derechos lingüísticos, justo el año en que a nivel internacional se conmemora a las Lenguas Originarias, según lo decretó la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La publicación de este documento en mixe adquiere relevancia ante el contexto que viven estas lenguas en México: están amenazas y la tendencia es su desaparición. El mixe es un ejemplo. De sus 69 variaciones, cuya raíz comparten con el zoque, todas se encuentran amenazadas, 19 en muy alto riesgo de extinguirse.

Los números también indican esta tendencia. El investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), José Luis Moctezuma Zamarrón, dice en 2015 sólo 6.5% de los 121 millones de mexicanos hablan una lengua originaria, de acuerdo con datos de la Encuesta Intercensal del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

No es el único riesgo. El especialista explica que la población hablante cada vez más se concentra en adultos mayores, mientras se adelgaza el grupo de hablantes jóvenes. De continuar esta tendencia, advierte, es probable que en la próxima generación desaparezcan las lenguas indígenas en México. Estamos frente a los últimos hablantes.

"Los procesos de transmisión intergeneracional se han interrumpido de manera alarmante. Es sobre todo en la población mayor donde se concentra el número de hablantes. Si no se hace algo de manera urgente, en la próxima generación las lenguas originarias desaparecerán", sostiene José Luis Moctezuma.

El Consejo Nacional de Población (Conapo) respalda esta opinión. Con los datos más recientes de Inegi, señala que la población que habla lenguas indígenas se encuentra en una etapa más avanzada de la transición demográfica: hay menor proporción de hablantes menores de 29 años, pues la mayoría son adultos mayores. Por cada 54.5 personas adultas mayores que dominan una lengua indígena existen 100 menores de 15 años no hablantes.

En Oaxaca, por ejemplo, donde de los 3.9 millones de habitantes 1.2 hablan alguna lengua, se observa una tendencia particular asociada a las generaciones de hablantes: mientras el porcentaje de monolingües cayó de 19.6 a 12.6% entre 2000 y 2015, el de quienes además dominan el español creció de 79% a 86%.

Para Elena Gil, especialista en lengua mixe, se está creando un bilingüismo transitorio (español más idioma originario) que podría derivar en una tercera generación de no hablantes: abuelos monolingües en lenguas indígenas, padres bilingües y nietos que sólo hablan español.

MENSAJE PARA EL PRESIDENTE

Fue en este contexto que Moctezuma Zamarrón, junto con investigadores y hablantes de lenguas indígenas, impulsaron la creación del Grupo de Acompañamiento a las Lenguas Amenazadas.

El lingüista explica que en su cierre de campaña en Hermosillo, Sonora, el entonces candidato Andrés Manuel López Obrador planteó la necesidad de que no desaparezcan las lenguas. Fue con esa confianza que tras su triunfo el investigador y otros colegas escribieron una carta al mandatario electo.

Luego, el grupo elaboró un video en el que advierte la amenaza que se cierne sobre las lenguas maternas y cuestiona cuáles son las políticas lingüísticas que emprenderá el nuevo gobierno. La intención, dice, es que el mensaje llegue al Presidente. Además, 6 mil personas han firmado una petición en internet que busca que se salve y revitalice a estas lenguas.

Para evitar el "lengüicidio", el grupo enumera una serie de propuestas, entre las que destacan optimizar los recursos a favor de las lenguas amenazadas, un observatorio que vigile el cumplimiento de los derechos lingüísticos, un sistema escolar en lenguas originarias para todos los niveles; programas de formación de intérpretes, traductores y peritos; cuotas de 20% de hablantes de lenguas en universidades públicas y privadas.

También propone el desarrollo del mercado laboral en lenguas originarias y su inserción en los medios de comunicación; crear y fortalecer las radios comunitarias, y en radiodifusoras incluir un mínimo de 20% de contenidos en estas lenguas.

Las propuestas, dice el especialista, son una reacción al fracaso de las políticas del Estado mexicano, "que ha privilegiado un nacionalismo con un solo idioma" y la consecuente desaparición de sus lenguas indígenas al excluirlas de los ámbitos públicos.

"Lo que planteamos es que no vaya de arriba para abajo, como esos programas que se inician sin la opinión de las comunidades y los usan sólo para tomarse la foto", concluye.

Lo que planteamos es que no vaya de arriba para abajo, como esos programas que se inician sin la opinión de las comunidades y los usan sólo para tomarse la foto”.—MOCTEZUMA ZAMARRÓN, Miembro del Grupo de Acompañamiento a las Lenguas Amenazadas

Orgullosas de vivir y soñar en zapoteco

Ignacia y Esperanza ríen estentóreamente. Sin pena ni inhibiciones, en plena libertad, como lo hacen las mujeres de su estirpe, las binnizá, zapotecas del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca. Hermanas, comerciantes, abuelas, damnificadas del terremoto. Mujeres que viven y sueñan en su lengua nube, el diidxazá (zapoteco): mujeres monolingües.

Ignacia Luis Ramírez tiene 78 años, 10 años más que su hermana Esperanza. Al ser la mayor de 10 hermanos, fue la encargada de cuidarlos. Sólo los hombres tuvieron derecho a educación, así que ella no sabe leer ni escribir, pero eso nunca fue impedimento para dedicarse al comercio, un espacio prácticamente dominado por el bilingüismo.

Catorce años como vendedora de huaraches en banquetas de casonas de Santo Domingo Tehuantepec, amedia hora de Juchitán, su tierra. Ahí coloca sus productos artesanales y espera que el día sea bueno.

Los clientes siempre le hablan en español, ella aprendió por necesidad a entender el “¿cuánto cuesta?”, ¿cómo te llamas?, ¿de dónde eres? La respuesta siempre es la misma: “100 pesos, Ignacia, de Juchitán”. Si la conversación avanza, ella sólo observa y ríe, pero no apenada, sino pícaramente. El cliente siempre termina riéndose con ella y comprándole sus productos.

Ignacia y Esperanza forman parte de los 53 mil habitantes de Juchitán que aún hablan su lengua madre, según datos del Inegi. Ellas no tienen la menor idea de que hoy se celebra a nivel internacional a las lenguas indígenas, como la que ellas tienen como único idioma. Con la que comprenden el mundo, con la que bendicen, sueñan y también maldicen. La misma que sus nietos se niegan a hablar.

Diseñan nidos para salvar 4 idiomas

A través de un programa creado en Nueva Zelanda y un acervo bibliográfico de 31 libros en lenguas maternas, Chihuahua lucha por conservar y revalorizar sus cuatro idiomas indígenas ancestrales: Rarámuri (Tarahumara), Ódami (Tepehuán), O’oba (Pima) y Warijó (Guarijíos), de los cuales quedan poco más de 100 mil hablantes mayores de cinco años.

El estatus que guarda cada una de estas lenguas obliga a aplicar una política lingüística diferente, el gran reto para los chihuahuenses es mantener vivo el Pima, idioma que está a punto de desaparecer, por lo que requirió un trato especial en los últimos años. Para ello, el gobierno estatal implementó una estrategia que en Nueva Zelanda, Hawái y Canadá ha resultado exitosa: los nidos de lengua.

Con él se busca que los niños en edad preescolar de la comunidad Pima aprendan a hablar su lengua a través de la enseñanza directa de los ancianos. Los abuelos cuidan a estos niños como si su casa fuera una guardería con la única condición de que, en todo momento, se dirijan a ellos en ese idioma. Al cabo de un año, los menores la hablan como lengua materna.

Este ejercicio se puso en marcha en la comunidad de Los Ojitos, en el municipio de Madera, donde se han enfrentado con algunos problemas para su implementación, como destinar recursos económicos para pagar a los abuelos que cuiden de los niños, así como dar un incentivo a quienes dejan a sus hijos, eso a pesar de que la estrategia original se realizó en Nueva Zelanda con un grupo de voluntarios.

“No es lo mismo un anciano de un país de primer mundo, que tiene una pensión y no debe de ocuparse de otras cosas, en este caso, un anciano Pima está preocupado por subsistir y aún requiere trabajar”, explica Alberto Servín Herrera, jefe del Departamento de Culturas Étnicas y Diversidad de la Secretaría de Cultura de Chihuahua.

MATERIAL DE LECTURA

Las políticas para conservar los cuatro idiomas indígenas han originado la creación de textos monolingüísticos que van desde fotonovelas; la traducción de obras mundialmente aclamadas como El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry, en tarahumara y tepehuán, así como cómics que han tenido un gran éxito en las comunidades indígenas.

La actividad editorial impulsada por la Secretaría de Cultura estatal, que cuenta con 31 libros monolingües, tiene como propósito acumular un corpus de materiales escritos con los que se pueda integrar este mismo año una red de bibliotecas en las escuelas del estado.

Para atender a la población que no sabe leer ni escribir, se han diseñado audiolibros en los que se documenta la tradición oral a través de discursos de gobernadores indígenas, pláticas, narraciones etiológicas y mitos que explican las características del mundo contemporáneo.

También se han implementado cursos de formación de capacitadores lingüísticos comunitarios, clases de tarahumara, con una gran aceptación entre los mestizos, y diversos premios para incentivar el movimiento emergente de literatura tarahumara.

(EL UNIVERSAL)
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